José Luis Borau y el amor a Madrid de Jardiel Poncela
El cineasta aragonés reclamó, en un curso en El Escorial, más atención a la influencia del cine en la literatura española posterior a 1927
No se anduvo por las ramas. El cineasta José Luis Borau lamentó ayer, en los cursos de verano de la Universidad Complutense, en San Lorenzo de El Escorial, que críticos y estudiosos enjuicien con ligereza lo mucho que toda la literatura española posterior a 1927 debe al cine. En concreto, consideró un despropósito que se desatienda la influencia que tuvo en el teatro de posguerra la experiencia cinematográfica previa de muchos autores, como Enrique Jardiel Poncela, Miguel Mihura o José López Rubio. El director zaragozano participó en un curso homenaje a Jardiel Poncela en el centenario de su nacimiento.
Recibido en el aula con aplausos, por cumplir ayer 72 años, y despedido casi con una ovación, por la amenidad de su hora y media de charla, el cineasta describió a Jardiel Poncela como un madrileño a ultranza, 'aunque no cumpliera el requisito fundamental para ser madrileño, que es haber nacido fuera de Madrid'. Borau recordó al escritor como un personaje atildado, ingenioso, algo petulante, inquieto, polifacético, fumador incurable, derrochador, acomplejado por su escasa estatura, muy de derechas, mujeriego empedernido y, por esto, antipático y celoso con los hombres.
'Era un hombre de teatro, de café, de tertulias, el epítome del personaje de entonces de Madrid', aseguró Borau, quien atribuyó a la dependencia de la ciudad que sentía Jardiel Poncela, la brevedad de sus dos periodos en Hollywood, entre 1932 y 1934. 'Sin el humo del tabaco y el mal café de los cafés le faltaba oxígeno para trabajar', precisó.
El creador de Leo repasó a conciencia la experiencia de Jardiel Poncela en Hollywood. Contó que, ya en la meca de la industria cinematográfica, lo reclamó la productora Fox para escribir los guiones de las versiones en español de las grandes películas de la época, una práctica entonces habitual y que luego desapareció con el doblaje.
El trabajo de Enrique Jardiel Poncela en Hollywood, según Borau, se centró en algunas producciones 'deleznables', como las dos películas 'de cantables' que rodó con el cantante y galán mexicano José Mogica, El rey de los gitanos y La melodía prohibida; varias 'catastróficas', como Nada más que una mujer; y otras 'malísimas', caso de Señora casada busca marido. Hubo al parecer una excepción, Angelina, una de las primeras películas en español realizada en Hollywood sin ser una segunda versión de un filme estadounidense. Pese a que le concedieron más medios de lo normal para rodar Angelina, que fue un éxito, y le permitieron ejercer sobre el largometraje el control que reclamaba, la adicción a los cafés madrileños hizo que Jardiel Poncela no se quedase en EE UU ni al montaje.
José Luis Borau habló también de los Celuloides rancios que Jardiel Poncela coordinó en París, de sus trabajos para el cine en el exilio en Buenos Aires, de sus labores en San Sebastián..., pero era imposible que el ex director de la Academia de Cine y académico electo de Bellas Artes tuviera tiempo de decir todo lo que traía preparado, así que impartió una lección interminable en la que acudió una decena de veces a la coletilla: 'De esto hablaré luego'.
El cineasta escribe en la actualidad el guión de La pajarita rubia, una comedia amable que rodará con Luis Tosar, quien ya participó en Leo, de protagonista, y que se desarrolla en unos grandes almacenes de una ciudad de provincias.
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