Reino de granados e higueras
La huerta de Albatera se especializa en nuevas técnicas para mejorar el cultivo de breva
Varios miles de hectáreas del sur de la Comunidad Valenciana presentan un paisaje exótico y oriental con sus campos de granados e higueras. En estos momentos se acaban de terminar de recoger los higos, tras una previa cosecha de brevas, y los granados muestran frutos crecientes camino de la maduración plena que alcanzarán con los primeros frescos otoñales.
El municipio de Albatera, en el Bajo Segura, es la capital por antonomasia del granado español y también de la producción de higos y brevas. Para mejorar la calidad de los frutos muchas empresas de Albatera se emplean a fondo en la investigación de estos cultivos, como la Cooperativa Albafruit que cuenta con varios campos de ensayo de higueras, en donde se investiga técnicas de conducción y poda para mejorar el rendimiento de la tierra, en nuevas variedades de brevas e higos.
En el apartado del granado, este árbol resistente y agradecido ocupa grandes extensiones y mueve una importante industria de exportación, principal destino de esta fruta que es más sana que apreciada por el ama de casa española. El entorno de Albatera, el campo de Elche, Crevillente, San Isidro y Orihuela cultivan el 80 % de la producción nacional de granadas. Sus vistosas flores rojas en primavera o su coronado fruto de dura piel y granos de color rubí en su interior en verano proporcionan un paisaje y un placer para la mesa que si no triunfa más es porque es dura de pelar; 'la mayoría de la gente prefiere destapar un yogur o como mucho pelar una manzana antes que pelar y desgranar una granada', comenta Ricardo Martínez, un agricultor de la zona, 'pero no saben lo que se pierden porque este sabor es único y dicen que es muy saludable para muchas cosas'.
No se equivoca el productor. Atribuye un dicho islámico a la granada que el que coma tres al año no tendrá problemas oculares, y verdad será, pero son muchas otras sus virtudes para la salud, como bien saben los agricultores que no dejan de llevarlas a sus mesas aunque luego escasamente se comercialicen en nuestro país y más del 75 % de la producción (unos diez millones de kilos) vaya a parar cada año a países europeos como Alemania o Inglaterra o incluso a Oriente Medio. Y es que en otros países europeos se aprecia mucho la granada, en algunos por tradiciones tan curiosas como la de los mineros ingleses; en la Gran Bretaña el siglo pasado y a principios de éste era casi obligado que los mineros llevasen en su mochila al bajar a las minas alguna granada, ya que sus cualidades depurativas eran la mejor arma para combatir la temida silicosis.
En el sur de Alicante, siempre con Albatera como eje central, el cultivo del granado tuvo un boom muy importante hace unos diez años a consecuencia de las etapas de sequía que hicieron peligrar o terminaron con grandes extensiones de cítricos. En su lugar, los granados triplicaron sus superficies por su resistencia a la salinidad del suelo y a las aguas de baja calidad, por lo que ocupó terrenos considerados marginales como una buena alternativa a las dificultades agrícolas para sacar adelante limoneros y naranjos. A partir de la mitad de los años 90 se estabilizaron los precios (en torno a las 40 ó 50 pesetas por kilo para el agricultor) y también las superficies cultivadas. Fruto de aquella expansión quedó sin embargo una significativa producción que hoy dibuja ese paisaje especial de esta zona.
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