Recia poesía
Rotundidad de formas, carácter simbólico y un profundo arraigo a la naturaleza son características que podrían definir en general a la escultura vasca, que tiene como máximas referencias a Oteiza y Chillida. Néstor Basterretxea entra en esta misma línea de vanguardia veterana con sus esculturas en metal y madera y sus intervenciones públicas como la presa de Arriarán, en la guipuzcuana Beasaín.
Hasta finales de septiembre, Basterretxea presenta en el Jardín Botánico de Caixa de Girona, situado en Cap Roig, en Calella de Palafruguell, dos vertientes de su trayectoria: escultura y obra bidimensional, con dibujo, collage y pintura. Las obras en volumen, varias de las cuales se distribuyen a lo largo del recorrido del jardín, contienen además de su exploración formal, un cargado contenido conceptual. En muchas de ellas existe una explícita referencia a las culturas americanas precolombinas, en un plano más específico, y una invocación a temas de alusión mítica, en un nivel de percepción más general. Como suele ser característico en la escultura vasca, la invocación a las fuerzas telúricas, a la plasmación escultórica de los elementos naturales suele estar presente en la obra de Basterretxea. Su trabajo trata de aunar principios eternos y universales con preocupaciones puntuales como en la serie de collages, impregnada de dolor e indignación, que realizó tras un viaje a Sarajevo. Esta referencia vital se amplifica en el claustro del jardín aludiendo a la historia del arte con homenajes a Van Gogh y Zurbarán.
Tanto en la pintura como en la escultura, Basterretxea deja introducir el color en su trabajo para dotar de un carácter más esperanzador una obra de alma recia. Así pule las asperezas formales que puede acarrear la exploración de las formas puras.
La exposición permanece abierta todos los días (horario jardines de 9.00 a 20.00 horas; claustro de 16.30 a 20.00 horas) excepto los días de concierto (8, 11 y 13 de agosto).- J. V.
