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Alemania quiere abrir las puertas a la inmigración cualificada y frenar los abusos en el asilo político

El ministro alemán del Interior, el socialdemócrata Otto Schily (SPD), presentó ayer a la prensa en Berlín un proyecto de ley de emigración que tendrá en cuenta las necesidades de la economía y conseguir mano de obra cualificada. Al mismo tiempo, el proyecto de ley trata de evitar los abusos con el derecho de asilo. 'Queremos ayudar a los perseguidos de verdad, pero acabar con el uso de la solicitud de asilo como fórmula paralela de emigración', declaró Schily.

El proyecto de ley busca atraer a Alemania a extranjeros preparados, ingenieros, expertos en informática, matemáticos, que podrán emigrar a Alemania y conseguir un permiso de residencia ilimitado, si las empresas los necesitan. 'Si un premio Nobel de Estados Unidos quiere emigrar a Alemania, le pondremos una alfombra roja', dijo Schily. Un plan puesto en marcha hace un año para atraer expertos en informática fracasó y sólo se emitieron 8.556 permisos de residencia. Los elevados impuestos en Alemania, la psicosis de racismo y xenofobia reinante y la dificultad del idioma tuvieron un efecto disuasorio sobre potenciales emigrantes de lujo.

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Para los emigrantes normales se establecerá un sistema de puntos para calificar al aspirante según sus niveles de formación, país de origen y conocimientos de alemán. Para este grupo se fijará un cupo máximo. Los seleccionados tendrán un tiempo limitado para encontrar un trabajo.

No quiso Schily dar cifras de emigrantes, pero dejó claro que 'la entrada de inmigrantes será, en principio, muy limitada'. Considera positivo el ministro que hoy día nadie dude que 'de hecho, Alemania es un país de emigración'. Aunque, Shily asegura que el proyecto de ley pretende cubrir las necesidades del mercado laboral y no frenar el descenso demográfico. Según algunas proyecciones, en los próximos 50 años la población alemana podría caer de los actuales 82 millones a sólo 60. Hoy día residen en Alemania 7,3 millones de extranjeros, de los que el grupo más numeroso lo constituyen los dos millones de turcos llegados en su mayoría en los años sesenta y setenta, los llamados Gastarbeiter.

El proyecto de ley, que el ministro espera pase por las barreras legislativas este otoño, busca también endurecer las condiciones del derecho de asilo. Uno de los puntos de este endurecimiento serán las medidas más duras para impedir que permanezcan en Alemania asilados de países donde ha cesado la persecución por motivos políticos. Esto podría afectar a muchos refugiados de los países de la antigua Yugoslavia. En los últimos meses, tras el fin de las guerras de Bosnia y Kosovo y la caída del régimen de Milosevic en Serbia, se ha planteado con frecuencia la repatriación de bosnios, kosovares y serbios.

En los primeros seis de este año, 48.884 personas solicitaron asilo político en Alemania, un 15,1% más que el año pasado. La mayoría, 9.720, procedía de Irak; 5.931, de Turquía, y 4.390, de Yugoslavia.

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