Federico Guzmán reivindica con la instalación 'Insideout' otras formas de intercambio
La reacción de los paseantes del parque de la Ciutadella ante esta oferta de cambalache eran de todo tipo: desde los que conocían la convocatoria y acudieron equipados con bolsas llenas de trastos a los que, cogidos por sorpresa, prometían llevar alguna cosa más tarde.
Federico Guzmán es un artista sevillano cuyo trabajo gira en torno al concepto de propiedad y del cuestionamiento crítico e irónico de la acumulación de colecciones y fondos por parte de los museos. Insideout: jardín del cambalache ha sido una de las derivaciones del proyecto Museo de la calle, realizado en colaboración con otros artistas y colectivos, con quienes ya ha hecho fructificar sus acciones en Bogotá y Sevilla. Su objetivo: 'Cuestionar la idea de museo como algo fijo, proponer el reciclaje y la itinerancia, reivindicar formas de intercambio que no sean por dinero y la cercanía con el público'.
En el caso barcelonés, añade Pera, al proyecto se le ha agregado una dimensión quizás simbólica, al ocupar el patio de la Tàpies, en el corazón del Eixample: 'En el modelo de Cerdà se preveía que los patios de manzana fueran lugares libres y de comunicación entre los ciudadanos. Algo que no se cumplió, puesto que la mayoría son privados. Nosotros quisimos recuperar ese espíritu'. Y así ha sido, con la creación de un jardín de plantas y la invitación a participar de forma activa en el proyecto. Una naranja a cambio de una pintura al temple realizada por un niño: una obra más del Museo de la calle. Para superar la paradoja que suponía tener que pagar para entrar en la fundación, los organizadores del proyecto se inventaron un carnet de usuario que permitía acceder gratuitamente al jardín tantas veces como se quisiera.
Lógicamente, Jardín del cambalache también tenía que salir a la calle, como ayer en la Ciutadella, donde además del mercadillo hubo una fiesta amenizada por los locutores de Radio Gladys Palmera, emisora de música latina, que quizá comenzó demasiado pronto: con el sol que caía ayer, se hacía difícil mover siquiera un dedo. Durante estos meses, Guzmán y sus colaboradores han instado al trueque por las calles de Barcelona equipados con un carro de origen colombiano llamado El Pasito, una pieza indispensable de este 'museo mutante' que, según Guzmán, les ha llevado 'muy rápido, a pesar de no tener motor'
La Fundación Tàpies mantiene hasta el 2 de septiembre la exposición Viajes a la semilla, un recorrido por los diversos proyectos de Federico Guzmán.
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