El caos por la emergencia en el aeropuerto de Málaga pone en evidencia sus deficientes accesos

El episodio del pasado jueves constituye una circunstancia muy excepcional, pero cualquier otra situación de emergencia más usual como un accidente o un incendio podrían ocasionar un colapso similar en los alrededores del aeropuerto. 'Quizá éste sea el momento oportuno para que todos los partidos nos planteemos pedir a las dos administraciones [Junta y Gobierno central] una colaboración para resolver la comunicación que es a todas luces insuficiente y escasa para el volumen que tiene el aeropuerto', reconoció ayer el presidente provincial del Partido Popular (PP), Joaquín Ramírez.

De hecho, durante las horas que duró la situación de riesgo mientras se desactivaba la bomba, el aeropuerto tuvo capacidad para mantener el tráfico aéreo con normalidad. Lo que quedó impedido fue el tráfico rodado porque lo que fallan son los accesos, que son 'débiles y frágiles', según reconoce la empresa pública Aeropuertos Nacionales (Aena).

Sólo el uso aeroportuario genera una circulación media diaria en la N-348, su única carretera de acceso, de 15.000 vehículos, con una concentración en hora punta de casi 3.600. El aeropuerto de Málaga es el cuarto de España en tráfico de pasajeros y el año pasado alcanzó los 10 millones. El jueves tenía programado 308 movimientos de aviones

La N-348 nace en la N-340 y finaliza en el aeropuerto. Pero, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de los aeropuertos españoles, esta carretera no es de uso exclusivo para acceso al aeródromo, sino que da servicio al núcleo poblacional de San Julián y a varios polígonos industriales. Además, los usuarios de dos hipermercados situados junto al río Guadalhorce en la N-340 tienen que usar esta carretera para poder regresar a Málaga, ya que en el nudo de enlace con la N-348 no existe posibilidad de realizar un cambio de sentido y es necesario llegar hasta el aparcamiento de los coches de alquiler del aeropuerto para hacerlo.

El ministerio de Fomento tiene en proyecto un nuevo acceso de uso exclusivo desde la N-340 que arrancaría en el nudo de La Colina, en Torremolinos. El 85% de los coches que llegan diariamente al aeropuerto vienen desde los municipios de la Costa del Sol Occidental, que se ven obligados a utilizar el antiguo trazado de la N-340, ya que tampoco existe un ramal de conexión a la autovía.

Capítulo aparte merece el episodio de la construcción del acceso norte, vía que hace siete años llegó a tener realizado un estudio informativo e incluso consignación en los Presupuestos Generales del Estado, pero que nunca se ha ejecutado. Sería un ramal de apenas cinco kilómetros, que se presupuestó en unos 3.000 millones de pesetas, que uniría la autovía de Campanillas con el aeropuerto. Junta y Gobierno nunca llegaron a ponerse de acuerdo sobre el reparto de sus responsabilidades en el proyecto, pese a que en varias ocasiones antes de 1996 anunciaron un convenio inminente.

Esta vía tendría además un carácter estratégico, pues permitiría evitar la circulación por la saturada ronda oeste de Málaga en los desplazamientos entre el Valle del Guadalhorce, comarca de importante expansión, y la Costa del Sol. Pese a que la carretera ha sido reclamada insistentemente por los empresarios del Parque Tecnológico, ha quedado descartada hasta que se construya la segunda ronda de Málaga, desde la que habrá un ramal de acceso al aeropuerto.