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Reportaje:

Se ofrece paseo por el espacio

Un famoso aviador prueba un avión cohete para vuelos turísticos

Un pequeño salto para el avión cohete EZ Rocket puede resultar, al igual que la primera pisada de un hombre en la Luna, un gran salto para la humanidad. Al menos eso es lo que piensa el famoso aviador Dick Rutan, que ha hecho la primera prueba pilotada de un avión cohete destinado a ofrecer vuelos suborbitales turísticos y comerciales. Rutan, aviador militar retirado estadounidense, inmortalizado en 1986 por su gesta de dar la vuelta al mundo sin escalas, no cesa en su búsqueda de aventuras y nuevos vehículos. Tras intentar sin éxito dar la vuelta al mundo en globo en 1998, intento que terminó con un azaroso salto en paracaídas para salvar la vida, Rutan se montó el pasado 21 de julio en un avión Long EZ modificado en una zona apartada del aeropuerto de Mojave (en California) y apretó un botón. En la cola del avión se encendió un motor cohete y Rutan voló unos centenares de metros y, tras apagar el cohete, aterrizó sin problemas.

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Al igual que el Voyager, el avión ultraligero en el que dio la vuelta al mundo en nueve días, el Long EZ, también muy ligero, es fruto del ingenio y el tesón de los hermanos Rutan, Dick y Burt. En uno de ellos, por cierto, volaba el cantante John Denver cuando se estrelló y falleció en 1997. Sin embargo, el cohete -muy compacto- es un producto de la empresa XCOR, que fundaron hace sólo dos años en California cuatro ingenieros expertos en este sistema de propulsión, con el propósito de atender lo que consideran un naciente mercado de aviones cohete privados para la aventura y el ocio, así como otros para vuelos turísticos y comerciales. XCOR está construyendo réplicas de aviones famosos, como el X-1 que llevaba Chuck Yeager cuando batió en 1947 la barrera del sonido y ofrece hacer aviones cohete privados por cinco millones de dólares la unidad (casi 1.000 millones de pesetas).

Dick, y sobre todo Burt Rutan, siempre entusiastas, ya habían estado implicados en numerosos intentos de producir vehículos pequeños y baratos impulsados por cohetes. Uno de ellos fue el Delta Clipper, una especie de artefacto de Julio Verne que hizo varios vuelos no tripulados de prueba en 1993. Hace seis meses, Dick llegó a un acuerdo con XCOR para modificar uno de sus aviones Long EZ instalando en su cola dos motores cohete de 400 libras de empuje cada uno y establecer un calendario de pruebas que permitiera avanzar hacia el avión cohete comercial.

La prueba del fin de semana pasado fue la primera tripulada de un avión reutilizable con esta propulsión. Rutan quedó encantado con los resultados, pero la empresa reconoce que todavía le queda mucho camino por recorrer hasta conseguir un vehículo fiable y de fácil mantenimiento. 'Este logro es, primero, un gran paso para probar los cohetes, y segundo, para probar la instalación del cohete en el avión', ha dicho Wayne Hammack, portavoz de XCOR, al servicio de noticias espaciales Space.Com.

En este mercado, lo que se ve en el horizonte es dar el salto de California a Japón en unos 40 minutos, lo que puede interesar a ejecutivos de grandes empresas, y también dar por puro gusto un paseo por el espacio, experimentando falta de gravedad al subir a varios centenares de kilómetros en vuelos suborbitales similares a los que realizaron los primeros astronautas. Algo no tan completo como el reciente vuelo de Dennis Tito a la estación espacial, pero más barato, y probablemente más atractivo para muchas personas.

El vehículo de Rutan no se ha inscrito por ahora en el concurso X Prize (Premio X), convocado en 1996 en Estados Unidos con el fin de estimular el desarrollo de una nueva generación de lanzadores privados para viajes espaciales. Ya hay más de 20 inscritos, y ganará este premio, dotado con 10 millones de dólares, el primer vehículo con capacidad para tres pasajeros que suba hasta 100 kilómetros de altura y vuelva dos veces en dos semanas.

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