Cuatro accidentes en los últimos años
La región de Madrid ha vivido en los últimos años cuatro accidentes similares al ocurrido ayer en Villar del Olmo.
El 6 de junio de 1996, un camionero que conducía un vehículo cargado con 36 toneladas de toallas se quedó sin frenos y se empotró contra un bar, un supermercado y una frutería en el centro urbano de Guadarrama. El accidente se saldó con seis heridos
Otro camión sin frenos se estrelló en noviembre de 1987 contra una tienda de congelados de la calle de María Odiaga, 22, en el madrileño barrio de Carabanchel. La propietaria de la tienda escapó con vida de milagro de la embestida del vehículo, que dañó la estructura del inmueble y causó la alarma en las 18 familias que lo habitaban.
Asimismo, un tráiler cargado con 17.000 litros de gas propano cayó el 16 de enero de 1999 en la piscina de la urbanización El Cigarral, de Algete, lo que obligó a desalojar a las 165 familias que vivían en los edificios de los alrededores. Se necesitaron 12 horas para traspasar el combustible a otra cisterna y para sacar el camión del agua.
El 19 de enero de 2000, un autobús de la línea 10 de la EMT arrolló 15 coches y se empotró con una tienda de jardinería de la calle de Martínez de la Riva. En el siniestro resultaron heridas 22 personas (16 pasajeros del autobús y 6 ocupantes de varios vehículos). Todos sufrieron contusiones leves.
El transporte de mercancías peligrosas por carretera está regulado por el Real Decreto 2.115, de octubre de 1998. Éste recoge que los conductores deberán conseguir una autorización especial para llevar este tipo de mercancías. Resulta obligatorio que circulen 'por circunvalaciones, variantes o rondas exteriores' para evitar entrar en poblaciones. A éstas sólo accederán para realizar operaciones de carga y descarga o por causas justificadas de fuerza mayor.
Los agentes de tráfico adoptarán las medidas oportunas para dirigir a este tipo de transportes por los itinerarios más idóneos en cada momento, tanto desde el punto de vista de la seguridad vial como para la fluidez del tráfico, según consta en el real decreto.
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