Piqué ofrecerá hoy concesiones a Londres para que se reabra la negociación sobre la soberanía de Gibraltar
Un comunicado conjunto, en el que la parte británica reconocerá su disponibilidad a seguir negociando con España la soberanía de Gibraltar mientras avance en paralelo la solución de los problemas de aislamiento que lamentan los habitantes del Peñón, será el resultado concreto que el ministro de Exteriores obtendrá hoy en Londres, si la entrevista con su homólogo, Jack Straw, se desarrolla de forma satisfactoria.
Ese comunicado sería significativo, porque retrotraería el clima diplomático del contencioso al que existió hasta 1998, bien distinto del imperante hace sólo tres meses, cuando Piqué denunció ante el Congreso que la falta de voluntad política de Londres para negociar la soberanía de Gibraltar era un lastre para las relaciones hispano-británicas. Pero sus efectos prácticos serán poco espectaculares.
El problemna de fondo, la permanencia de la colonia, seguirá bloqueado por la doble fidelidad de Londres: a la voluntad de los gibraltareños, que impide formalmente una negociación hispano-británica sobre la reivindicación española de sobreanía, y al Tratado de Utrecht, que cierra el paso a todo movimiento de los llanitos hacia su descolonización en detrimento del derecho de retrocesión del territorio que tiene España. En esas condiciones, parece garantizado el mantenimiento del status quo y sus problemas.
Por ello, incluso si la reunión es un éxito, tampoco cabe esperar avances en las cuestiones más concretas. 'Estamos ante un problema que ya tiene 300 años de existencia y que va a requerir muchísimo tiempo y mucha paciencia por parte de todos si es que queremos ir consiguiendo resultados tangibles', advirtió ayer Piqué en Budapest. 'No se puede esperar demasiado', dijeron en Madrid fuentes diplomáticas británicas.
La parte española no ha planteado la Convención Civil y Penal del Consejo de Europa contra la Corrupción -que el Gobierno de José María Aznar se niega a firmar mientras el Reino Unido no introduzca las salvaguardias relativas a la soberanía gibraltareña- en la agenda de la reunión de hoy. El encuentro incluye, en cambio, los problemas derivados de Gibraltar para la directiva europea sobre cielos abiertos y las solicitudes de que España facilite más líneas telefónicas al Peñón y agilice el tránsito entre los dos lados de la verja. Piqué proclamaba hace tres meses que las nuevas líneas serían utilizadas por Gibraltar para hacer dumping a la telefonía española y que el tránsito no se puede agilizar más porque el Peñón es un paraíso fiscal que vive 'parasitariamente' de la economía de La Línea. Podrá manifestarse voluntad de negociar, pero sin soluciones inmediatas para ninguno de los temas.
El mero hecho de que se reabra oficialmente el llamado 'proceso de Bruselas', el diálogo sobre soberanía y cooperación acordado en 1984 por Fernando Morán y Geoffrey Howe, cambia, con todo, las cartas en juego, especialmentepara el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, quien, desde 1997, el último año en que se celebró una reunión del proceso, afirma cada mes de septiembre ante el Comité de Descolonización de la ONU que ese diálogo está muerto y que la única solución para los problemas de el Peñón es su autodeterminación.
Lo que Madrid y Londres pretenden es, precisamente, 'resucitar' las negociaciones que se interrumpieron a raíz del rechazo gibraltareño y británico de la oferta que hizo Abel Matutes de respetar la autonomía de Gibraltar y su estatuto fiscal a cambio de medio siglo de soberanía compartida con Londres. Si lo consiguen, habrá algo más que la simple vuelta a la normalidad diplomática tras las tensiones del Tireless y de la campaña electoral británica. Caruana ha dicho que no podrá estar hoy en Londres, pero que tal vez participe en reuniones futuras.
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