Ladrillos sin fronteras
Obras Públicas fomenta la autoconstrucción en 14 países a través de la cooperación internacional
Andalucía, que sabe mucho de infravivienda y pobreza, ha puesto sus soluciones al servicio de los países que van rezagados en la carrera por conseguir moradas dignas para los más necesitados, en ciudades que merezca la pena habitar. El proceso, largo y pausado, comenzó a finales de la década de los ochenta y partió de la Dirección General de Arquitectura y Vivienda. Las coquetas casas que forman el famoso Malecón, la cara de La Habana vieja (Cuba), fueron su primer objetivo. Aunque la recuperación de la hilera de viviendas que mira al mar es una operación complicada en la que aún se está trabajando.
El programa de Cooperación Internacional de la Consejería de Obras Públicas y Transportes comenzó a operar en 1990. Desde entonces, la consejería ha construido o rehabilitado viviendas para los más pobres en 14 países del norte de África y de Iberoamérica, ha invertido unos 1.700 millones de pesetas y, lo que la institución considera más importante, ha contribuido a la formación de profesionales en todos esos países que valoran su arquitectura. Según Obras Públicas, Andalucía es la comunidad española que más esfuerzo y recursos destina a este programa, ya que el resto se limitan a relacionarse con dos o tres países con los que mantienen vínculos históricos.
La mayoría de los proyectos realizados durante toda una década en Uruguay, Ecuador, Chile o Marruecos comenzaron por la rehabilitación de edificios con valor histórico o artístico pero han llegado mucho más lejos: hasta la colaboración en la redacción de planes urbanísticos. Un libro, editado este mes por la Junta de Andalucía, recoge por primera vez todas las actuaciones que la Dirección General de Arquitectura y Vivienda ha realizado entre 1990 y el 2000.
Programa de Cooperación Internacional. Consejería de Obras Públicas y Transportes será también el catálogo de una exposición que ilustrará el proyecto y que podrá verse el próximo mes de octubre en el antiguo convento de Nuestra Señora de los Reyes en Sevilla, para después itinerar por todas las provincias andaluzas y varios países iberoamericanos. 'Los proyectos de cooperación se han realizado con ciudades, más que con países. Nuestro objetivo no ha sido únicamente rehabilitar un edificio que forme parte del patrimonio histórico-artístico de la ciudad; sino aprovechar infraestructuras en países con pocos recursos', explica Damián Álvarez, secretario general de Planificación.
Los responsables del programa, que creó José Ramón Moreno cuando era director general de Arquitectura y continuó Víctor Pérez Escolano, han trabajado siempre para rentabilizar la experiencia española en países que están atravesando ahora problemas por los que Andalucía pasó en los años sesenta y setenta. 'Desde 1984 comenzamos una política de defensa para que los ocupantes de los cascos históricos con menos recursos pudiesen conservar sus viviendas. Intentamos evitar los desplazamientos hacia barrios periféricos que se produjeron en la década de los setenta. Cada vez que se rehabilitaban casas de vecinos o corrales, los antiguos inquilinos terminaban en un barrio y los propietarios obtenían grandes beneficios con la operación', asegura Álvarez.
El instrumento que se ha usado en Suramérica contra este éxodo forzoso ha sido la autoconstrucción. Ejemplos como La comunidad Andalucía,conjunto de viviendas que realizó el arquitecto chileno Fernando Castillo, uno de los grandes representantes del Movimiento Moderno en América que a pesar de sus 85 años continúa en activo, se suman a los que se han ejecutado en Montevideo y Buenos Aires, entre otros.
'La comunidad Andalucía es una obra clave en todo el programa, porque lo que Fernando Castillo hizo fue crear un contenedor, es decir el volumen exterior del edificio. Sus propios habitantes, según sus necesidades, iban compartimentando las viviendas con paneles de madera. Las 178 casas costaron un millón de dólares, pero lo interesante fue que se alquilaron a muy bajo precio, lo que permitió recuperar el 80% de la inversión y, con ese dinero, iniciar otra nueva fase', comenta el responsable de Planificación.
En este proyecto, como en el resto, la Consejería de Obras Públicas designó a un arquitecto andaluz para que coordinara el equipo formado por profesionales chileno. Las construcciones impulsadas y financiadas por Andalucía en Marruecos, Ruanda, Argentina, Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Uruguay han constituido siempre un primer paso. 'El problema de la mayoría de estos países es que carecen de plan urbanístico y no cuentan con mecanismos para conseguir suelo para viviendas sociales. Por eso, el segundo paso en nuestras colaboraciones ha sido el ayudarles a redactar una ley de vivienda y suelo', añade Álvarez.
Una larga lista de publicaciones y exposiciones, seminarios de formación de los técnicos de los citados países en Andalucía y la elaboración de guías arquitectónicas, como las de Tetuán, Quito o La Habana, completa este ambicioso proyecto.
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