_
_
_
_
CUMBRE DEL GRUPO DE LOS OCHO

Un manifestante muere de un disparo policial en la batalla campal de Génova

El Gobierno italiano asegura que ha hecho lo posible para evitar los enfrentamientos

La televisión italiana fue la primera en transmitir la imagen de un joven tendido en el suelo, en la plaza de Alimonda, un área cercana a la Zona Roja, donde se reunían los líderes de los siete países más industrializados del mundo. A última hora de la noche, el Ministerio del Interior italiano reconoció que el disparo de un agente de los Carabineros causó la muerte del manifestante Carlo Giuliani, natural de Roma y residente en Génova.

Según el Ministerio, Giuliani fue alcanzado "por un disparo de arma de fuego, presumiblemente hecho con objeto de defenderse, por un carabinero herido". Varios testigos declararon que el joven recibió un disparo mientras acosaba, junto a otros manifestantes, un vehículo de las fuerzas de seguridad. Giuliani tenía antecedentes penales por resistencia y ultraje a la autoridad.

Más información
'Es trágico que esto pase'
¿La última gran cita para ricos y poderosos?
Sangre y humo en las calles de Génova
Diccionario de la globalización
20.000 soldados y policías toman Génova para proteger la cumbre del G-8
Galería:: Secuencia de la muerte
Galería fotográfica:: Graves disturbios en Génova
Especial:: Movimiento de resistencia global
Gráfico animado:: La seguridad en Génova

El presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, lamentó casi protocolariamente la muerte del manifestante, cuya nacionalidad dio lugar a muchas especulaciones. durante la tarde. Se habló de que se trataba de un joven español hasta que, al filo de la medianoche, el Ministerio del Interior confirmó que era italiano. El joven no portaba documentos, lo que hizo muy difícil su identificación.

[QQ] Berlusconi, cuya decisión de aislar completamente la zona donde se celebran las reuniones de la cumbre ha sido muy criticada en Italia, compareció con cara larga a la rueda de prensa de cierre de las sesiones de ayer, pero se limitó a adherirse a las condolencias expresadas por Ciampi. Para Berlusconi se trata, sin embargo, de un duro golpe. Desde que la coalición de centro-derecha que preside ganó las elecciones del 13 de mayo, el empresario y primer ministro ha vivido la cumbre del G-8 como una pesadilla y un sueño. Por un lado, era la oportunidad de medirse con los grandes del Planeta, tras siete años de ostracismo político, por otro sobre la reunión flotaba el espectro de los incidentes que ensombrecieron la reciente cumbre de la UE de Gotemburgo.

Lo único cierto es que la peor pesadilla se cumplió ayer y el G-8 de Génova quedó ensangrentado. Berlusconi, que había acusado a los manifestantes de "estar contra Occidente", no quiso pronunciarse sobre la noticia, y sólo un político nacional, el dirigente comunista y ex ministro de Justicia, Oliviero Diliberto, pidió la suspensión de la cumbre. A última hora, incluso el presidente francés, Jacques Chirac, tendió una mano a los manifestantes. "Si 150.000 personas salen a la calle, habrá que escucharlas", dijo. Renato Ruggiero, ministro de Exteriores italiano, afirmó tajante que la cumbre de Génova no será suspendida.

Anoche, tras una cena ofrecida por el presidente italiano, los dirigentes del G-8, Naciones Unidas y la Unión Europea hicieron pública una declaración en la que piden a los manifestantes que aislen a los violentos. "Nosotros, líderes de las naciones participantes en las conversaciones para combatir la pobreza mundial, lamentamos la pérdida de una vida mientras nos reuníamos para sustanciar nuestras iniciativas", señala el documento.

El diálogo con los radicales del llamado bloque negro, que ayer mantuvieron en jaque a la policía durante horas, no parece sencillo. Las autoridades italianas habían dado luz verde ayer a una sola manifestación, organizada por los sindicatos de base, o cobas, que están integrados en el Foro Social de Génova. Sin embargo, otros grupos, entre ellos los llamados Tute Bianche (monos blancos) habían advertido de que harían lo imposible para lograr atravesar las líneas de la policía que impedían el acceso a la Zona Roja.

No lo consiguieron, pero lograron sembrar el caos a apenas 200 metros del Palacio Ducal, donde estaban reunidos los siete líderes, además del presidente de la Unión Europea, Romano Prodi, y el primer ministro belga en su calidad de presidente de turno de la UE, Guy Verhofstadt. Prodi, desolado, declaró ayer que las reuniones del G-8 "deben ser replanteadas".

Los antidisturbios cargan contra el grupo que había atacado a un jeep. El joven tendido en el asfalto fue abatido poco antes en el enfrentamiento.
Los antidisturbios cargan contra el grupo que había atacado a un jeep. El joven tendido en el asfalto fue abatido poco antes en el enfrentamiento.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_