Inmovilizados en la fortaleza genovesa
Génova está dividida como lo estuvo Berlín. Los que están en la Zona Roja -el primer círculo de seguridad alrededor del casco antiguo de la ciudad, donde se halla el Palazzo Ducale que será lugar de encuentro desde hoy de los líderes del G-8-, pueden salir a la Amarilla (el siguiente círculo de seguridad) y más allá de ésta, donde están los manifestantes. Sin embargo, si se sale, es muy difícil volver. Los que se hallan en la Zona Amarilla, a menos que tengan un pase de prensa o de delegado, no pueden acceder a la Roja. Los manifestantes lo intentarán probablemente el fin de semana, pero para derribar o sortear las vallas con las que la policía ha cercado la Zona Roja se necesitará mucha fuerza o astucia.
La policía italiana ha creado una atmósfera de estado de sitio que fuerza a los propios genoveses y a los asistentes a la cumbre a pensárselo antes de moverse. Bajo la aparente libertad para circular, hay un táctica de inmovilización que funciona. En principio se pensó que sólo las tiendas del centro histórico, en la Zona Roja, iban a estar cerradas durante las tres jornadas de la cumbre, pero ayer muchas tiendas de la Zona Amarilla y los alrededores también lo estaban. El dependiente de una de las pocas farmacias abiertas de esa zona comentaba que había bajado la venta de remedios convencionales (aspirinas, digestivos) y se había disparado la de preservativos. No son las familias genovesas los mejores clientes de estos días, sino los manifestantes.
En esa zona abierta tampoco es fácil moverse; apenas una veintena de taxis y unos pocos autobuses circulan por ella. La seguridad se ha cuidado hasta tal punto en la ciudad italiana que incluso se ha prohibido el pesto, la salsa más famosa de Génova, en el menú de los líderes del G-8, para evitar males estomacales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.