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Reportaje:

Mariscal frente al Guggenheim

El diseñador valenciano presentó ayer la maqueta definitiva del hotel Dómine de Bilbao

En la reproducción a escala ya se perciben con nitidez los 48 espejos que alegrarán el nuevo tramo peatonal de la Alameda Mazarredo. Su diferente inclinación, además de una orientación cambiante permitirán a los viandantes disfrutar con el reflejo de distintos aspectos de esta zona de Bilbao, desde la Universidad de Deusto al puente de La Salve.

Esta fachada en reflejos no impedirá que los usuarios de las 145 habitaciones no gocen de las vistas privilegiadas del museo Guggenheim que ofrece la ubicación de este cinco estrellas. Sin olvidar los atractivos interiores, Javier Mariscal ha pretendio generar un diálogo sugerente y respetuoso con la obra de Frank Gehry, de ahí esa fachada de azogues múltiples.

Como se ve, el trabajo del estudio Mariscal alcanza también a la arquitectura. No sólo domina la imagen gráfica, las escenografías, los espectáculos visuales o el diseño de muebles. También aborda apuesta como el Dómine, en cuyo interior el visitante recorrerá distintos estilos arquitectónicos del siglo XX.

Decoración de época Así, la cafetería está tratada dentro de aquel estilo racionalista de los años 40; el bar bebe del Organicismo de los 60; el patio, en el que destaca un gran ciprés de piedra, recuerda al conceptualismo de los 80; mientras que el restaurante es minimalista y la zona de desayunos está tratada dentro del estilo Milán, famoso en el decenio de los 80.

En la terraza del hotel se ha planteado una cubierta escultural, con distintas intervenciones vegetales que conecta con la intervención en el patio.

Y el Mariscal más divertido llega en las distintas plantas (el Dómine cuenta con dos alturas de sótano, una planta baja, cinco pisos, ático y bajo cubierta). Los pasillos están tratados con colores muy potentes y una cuidada iluminación que genere, en distintos planos, un ambiente sofisticado y sutil. Es el aperitivo ideal para las habitaciones, donde se mantiene ese personal estilo de quien comenzó como dibujante de cómics en publicaciones underground.

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Ahora, Mariscal colabora con la cadena Silken, la responsable de la construcción y gerencia de este nuevo hotel bilbaíno que toma su nombre, Dómine, de un famoso barco que atracaba a esa altura de la ría del Ibaizabal.

Este no es el primer establecimiento que Silken tiene en el País Vasco. Esta cadena que nació en 1995 cuenta también con el Indautxu en Bilbao, el Ciudad de Vitoria en la capital alavesa, y el Amara Plaza en San Sebastián.

Javier Mariscal tras la maqueta final del hotel Dómine, diseñado por él mismo.
Javier Mariscal tras la maqueta final del hotel Dómine, diseñado por él mismo.JOSUNE MARTÍNEZ DE ALBÉNIZ

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