Muerte de un balneario
'Baños Balneario de Nuestra Señora del Carmen. Playas de la Torre de San Telmo. Inauguración el 16 de Julio. Baños de playa, los más higiénicos, con casetas al estilo de San Sebastián. Servicio de tranvías ida y vuelta...'
Esta reseña periodística, apareció el 16 de Julio de 1918 en la prensa malagueña. Hace unos días, en otra prensa, apareció la noticia del comienzo de las obras de remodelación de aquella zona. En otoño, nuestro alcalde, el sucesor de nuestra ministra de ¿Sanidad?, se hará la foto poniendo la primera piedra o la primera loseta o la primera ducha o la primera barbacoa familiar o la primera recogida de despojos playeros del nuevo Paseo Marítimo.
Málaga entera puede respirar tranquila, por fin se acabarán esos increíbles atardeceres, ese apartado paraíso de esta impersonal ciudad, ese precioso decorado natural para reportajes de boda y sesiones fotográficas institucionales, por fin se destrozará el ultimo remanso de personalidad de esta ciudad.
No he visto maqueta alguna para el nuevo proyecto, pero ya se oyen voces lejanas. ¡Puerto deportivo! ¡Canchas de deporte! ¡Playas artificiales! ¿Hoteles? Y yo me pregunto, ¿a nadie le interesa la paz, lo diferente, la sensación que uno puede escaparse dentro de esta ciudad?
Como humilde ciudadano, le pediría al señor alcalde y a todo su séquito de lumbreras que antes de esas apetitosas fotos, una tarde a eso de las nueve de las noche se fueran a Los Baños del Carmen y se sentaran en una de sus mesas. Con la tranquilidad que da esa hora, se pidieran algo fresco, abrieran bien los ojos y se dedicaran a eso tan poco popular, que es mirar el mar al atardecer y soñar. Porque hasta los alcaldes deberían soñar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.