Ugetistas desaparecidos
El 21 de junio pasado, el sindicato UGT celebró un acto en la plaza Mayor de Madrid al que asistieron 'alrededor de 20.000 dirigentes, cuadros, delegados y afiliados' de toda España, según el propio sindicato.
La concentración, convocada 'por el empleo estable, seguro y con derechos. Por la mejora real de la protección social y en defensa de la negociación colectiva', tuvo una duración de tres horas, se abrió con la actuación del cantante Luis Eduardo Aute, siguió con intervenciones de 16 dirigentes del sindicato y concluyó con un discurso de Cándido Méndez, secretario general de UGT.
Al día siguiente, este periódico dio una brevísima información en una parte de su edición nacional y ni una sola línea en el resto de las ediciones.
Alberto Pérez García, secretario de organización de la comisión ejecutiva confederal del sindicato, se ha dirigido al Defensor para pedir 'protección por desinformación'.
Pérez García entiende que 'llueve sobre mojado' y que el tratamiento informativo que el periódico dispensa a UGT, 'respecto de otro u otros sindicatos y colectivos, llama la atención por lo injusto y desequilibrado'.
El dirigente sindical afina más en su queja y pone como ejemplo que, al día siguiente, una concentración de delegados de CC OO ante Telefónica, de unas tres mil personas, según la Policía Municipal, tuvo reflejo en EL PAÍS con crónica y fotografía.
El planteamiento de Pérez García va mucho más allá de la concentración no publicada, de modo que el Defensor ha pedido a Miguel Ángel Noceda, redactor jefe de la sección de Economía, una explicación sobre lo ocurrido.
'No tengo otra cosa que decir que el comunicante de UGT tiene toda la razón del mundo', asegura, y añade que 'en la información a la que se refiere, el sindicato había llenado la plaza Mayor de Madrid, lo que ya por sí era un acontecimiento, y allí Cándido Méndez recibió el respaldo de afiliados y simpatizantes a su posición en las negociaciones de la reforma laboral, las pensiones y la posibilidad de convocar una huelga general, entre otras muchas cosas'.
Explica también que 'este periódico dio una información bastante breve, en la edición nacional y, aunque no era la primera vez (ni seguramente será la última) en la que Méndez daba ese mensaje, ello no justifica la ausencia de información.
También es verdad que ese día la información de UGT competía con otras de interés y de mucha actualidad. En cualquier caso, creo sinceramente que podía haberse dado algo más de lo que salió'.
Y concluye Noceda: 'Quiero subrayar de forma tajante que el pensar que existe algún tipo de animadversión hacia UGT me parece fuera de lugar y que puede ser fruto de un momento de lógico enfado'.
Libertad de selecciónEl Defensor da por hecho que no existe tal animadversión y menos ningún tipo de favoritismo hacia otro sindicato, algo que constituiría un gravísimo atentado al derecho de información de los lectores.
Pero lo cierto es que la mujer del César... y el supuesto que denuncia el dirigente ugetista es bastante significativo.
El derecho inalienable de cualquier periódico es publicar aquello que le parece. Dicho así suena a proposición altanera, pero se entiende mejor si se añade que un periódico, si quiere subsistir, selecciona su información, con criterio libérrimo, pero sin olvidar la realidad que le circunda.
Son habituales las protestas de algunos lectores porque tal o cual información se ha publicado, en su opinión, con exceso de espacio o de forma cicatera.
El Defensor suele contestar, privadamente, que nada tiene que decir sobre los criterios informativos del periódico sobre cualquier asunto.
Llegados a este punto, podría parecer que el periódico puede situarse en una especie de arbitrismo universal que haría inútil la protesta del dirigente ugetista, o cualquier otra semejante.
No hay tal. El Libro de estilo, en el segundo de sus principios, señala que el periódico 'se esfuerza por presentar diariamente una información veraz, lo más completa posible (...) que ayude al lector a entender la realidad y a formar su propio criterio'.
Con esta premisa, y puesto que el periódico tiene una amplia sección que se llama exactamente Economía-Trabajo, parece poco dudoso que un acto multitudinario, convocado en el centro histórico de Madrid, por uno de los dos sindicatos más importantes del país y con las proporciones que alcanzó, forma parte de la realidad informativa que, necesariamente, tiene derecho a conocer el lector.
No se organiza 'un acto de esta naturaleza y dimensión, en Madrid, todos los días', dice en su carta Pérez García.
El Defensor acoge esta queja aun siendo consciente de que comporta un riesgo: la ausencia de información sobre multitud de actos que tienen lugar cada día -la presentación de un libro, una conferencia, un concierto, numerosas ruedas de prensa políticas, la fiesta oficial de una comunidad autónoma, y así hasta el infinito- suele provocar protestas concretas de algún lector.
En ese punto hay que volver al principio: el periódico seguirá eligiendo siempre aquello que le parezca más intersante para sus lectores y la forma de reflejarlo en el periódico. Ése es, precisamente, uno de los procesos intelectuales a los que se enfrenta cada día el periodista, con otra exigencia de los principios: 'El periódico rechazará cualquier presión de personas, partidos políticos, grupos económicos, religiosos o ideológicos que traten de poner la información al servicio de sus intereses'.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electrónico (defensor@elpais.es), o telefonearle al número 91 337 78 36.
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