El Carme, un barrio sin ley
La gente se queda en las plazas tras el cierre de bares y deja en vela a los vecinos por el ruido
'A partir del jueves aquí ya no se puede vivir', declaran unánimemente los vecinos del barrio de El Carme de Valencia. Ruido, suciedad, malos olores, todo esto, hasta las cuatro o las cinco de la mañana. Los fines de semana la gente invade el atractivo barrio para salir de copas. Llegan en coches o motos y aparcan en cualquier hueco. 'Si hubiese una emergencia, el SAMU no podría pasar', se preocupa Josefina Quevedo, de 68 años, que vive en la calle del Museo. También es verdad que en algunas calles no se puede pasar con coche porque hay pivotes. Otro tema es el de la seguridad. Los vecinos se sienten cada vez más inseguros en su barrio.
En los últimos años, 'sobre todo antes de 1995 hubo una indiscriminada concesión de licencias de bares', afirma el edil de Disciplina Urbanística, Alfonso Novo, que controla las licencias de bares. Es consciente de los problemas de El Carme y ha previsto un plan de medidas que se iniciará el próximo fin de semana. Consistiría en cortar el tráfico a partir de las 22.30 en las calles principales, Caballeros y Bolsería; desplegar policías que registren las licencias de los locales; controlar si se cumple el horario de apertura (hasta las 3.30 en el horario de verano), e invertir más de cinco millones de pesetas para sonómetros que miden los decibelios en el barrio, aunque ese presupuesto está por aprobar.
La Associació de Veïns i Comerciants Amics del Barri del Carme ya encargó la instalación de tales aparatos. Resultado: 75 decibelios en la plaza del Tossal, cuando sólo están permitidos 45. A partir de ahí un barrio se declara zona acústicamente saturada. Esto supondría que los bares sólo se cerrarían una hora antes, es decir, en verano a las 2.30 y en invierno a la 1.30. Políticos y vecinos coinciden: El problema fundamental es la aglomeración de gente en plazas y calles al cerrar los bares, pero 'impedir a la gente que esté en la calle es anticonstitucional', dice Novo.
Los asiduos de El Carme entienden a los vecinos, pero constatan que 'cada barrio tiene sus ventajas y sus desventajas. Si vives en la periferia necesitas mucho tiempo para entrar en la ciudad. Para eso ellos viven en el centro'. Pero la Associació de Veïns no se queda parada, y ayer pidió al concejal la creación de una brigada que retire de las aceras sillas y mesas de locales que no cumplen las ordenanzas, una intervención contundente contra los grandes locales en la plaza del Tossal y la retirada de bolardos y la peatonalización del barrio. La historia sigue...
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.