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El G-7 afronta la situación económica con un cauto optimismo

Los ministros de Economía de los siete países más industrializados del mundo (G-7) se mostraron ayer en Roma cautamente optimistas sobre el actual momento de la economía mundial. El veredicto expresado por los responsables de las finanzas de Estados Unidos, Japón, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia, país anfitrión, no deja de ser la media ponderada de las discrepancias internas, entre los que consideran, como el británico, Gordon Brown, que no se ha llegado al final del túnel, en la actual fase de disminución del crecimiento, y quienes, como el alemán, Hans Eichel, creen que no hay motivos para caer en el pesimismo, 'porque en la zona del euro sigue creciendo la economía, aunque con menos fuerza'.

Los participantes en el encuentro, celebrado en la lujosa Villa Madama, en la periferia de Roma, reconocieron, sin embargo, que la situación varía considerablemente entre Europa, Estados Unidos y Japón, los tres motores de la economía mundial. La locomotora económica del Viejo Continente es la que más tira en estos momentos, y superará a los Estados Unidos que se encuentran desde hace meses al borde de la recesión económica. El Secretario del Tesoro americano, Paul O'Neill, señaló que las previsiones para el año próximo son de un crecimiento del 3% del PIB. La situación de Japón, que está sumido en una profunda crisis, sigue siendo motivo de preocupación.

Según Giulio Tremonti, ministro de Economía italiano, su homólogo japonés, Masajuro Shiokawa, confesó a sus colegas del G-7 que no se espera una mejora de la situación hasta dentro de dos o tres años. Las palabras de Shiokawa dejan poco espacio al optimismo. 'La situación podría ser menos crítica', dijo el ministro, 'en un horizonte de dos o tres años'.

Preocupación por el petróleo

No hubo ningún comunicado final pero los responsables de la economía de los siete grandes, a los que acompañaba en calidad de invitado el ministro ruso de finanzas, discutieron largamente sobre los problemas que lastran el crecimiento, especialmente el encarecimiento del petróleo, un tema que preocupa y que será abordado, en profundidad en la cumbre de Génova, del 20 de julio, a la que asistirán jefes de Estado y de Gobierno del G-8.

El Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O'Neill, cuyas declaraciones en vísperas de la reunión de Roma, en las que reclamaba a la Unión Europea y a Japón medidas más enérgicas para relanzar la economía mundial, provocaron una dura respuesta del ministro francés Laurent Fabius, se felicitó ayer por la concordia que reinó en el encuentro. 'Excelente', fue el término utilizado por O'Neill que elogió a las autoridades japonesas por la 'determinación' con la que se han lanzado a reformar su economía, y al ministro ruso, Alexei Koudrine, que acudió sólo a una parte de las sesiones, le felicitó también en nombre de la Administración Bush por las medidas adoptadas contra el blanqueo de dinero.

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