Calvo pide al Cabildo de Córdoba seguridad en el archivo y la Mezquita

El informe del Gabinete de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía afirma que dos aerosoles de limpieza de muebles, colocados en lo alto de una torre de legajos, y la alta temperatura que se dio en el interior del Archivo del Cabildo Catedralicio de Córdoba, superior a los 50 grados, fueron el detonante de las llamas.

La consejera mostró su 'ánimo de colaborar' en la conservación de en un monumento en el que la Junta ha invertido 740 millones de pesetas en los últimos ocho años, aunque recordó que es el Cabildo, como propietario, quien está obligado a velar por la conservación y seguridad del inmueble.

Calvo se refirió a la declaración de Bien de Interés Cultural que tiene el templo cordobés, figura legal de protección que incluye su archivo, lo que le da competencia en esta materia, pero recordó: 'En los bienes muebles o inmuebles que son propiedad de la Iglesia católica, nuestra intervención es ayudar a su mantenimiento'.

Sobre el suceso del jueves, la consejera afirmó no haber recibido información aún por parte del Cabildo, al que ayer se la reclamó por escrito la delegada de Cultura en Córdoba, Rafaela Valenzuela.

El arquitecto conservador del monumento, nombrado por consenso entre el Cabildo y la Junta, como en el resto de las catedrales andaluzas, está pendiente de presentar un informe, aunque ya adelantó ayer que la estructura del inmueble no se ha visto dañada.

También la directora del Archivo Provincial, Esperanza Miranda, acudió a la Mezquita-Catedral para intentar concretar los documentos que fueron destruidos por las llamas.

Calvo afirmó: 'Cuando recibamos la información oficial, haremos una valoración de las circunstancias que han concurrido en este asunto'.

Una de ellas, junto al hecho de que se dejasen junto a una ventana cerrada dos aerosoles sensibles al calor, es el hecho de que esta temperatura pudo alcanzarse un día en que la máxima en Córdoba fue de 30,4 grados. Los documentos tampoco estaban almacenados en los armarios ignífugos de los que dispone el archivo y sí apilados ante una ventana, de la que casi tapaban su hueco, según el informe de los dos especialistas policiales que investigan el caso.

Los documentos destruidos corresponden a una veintena de legajos que recogen el cumplimiento de disposiciones testamentarias que incluían la celebración de eucaristías tras el fallecimiento, para lo que se legaba a la Iglesia dinero o propiedades, según afirmó poco después de sofocarse las llamas el canónigo archivero de la Catedral, Manuel Nieto Cumplido.

El archivo recoge documentos desde la entrada de los cristianos en Córdoba en 1236 y, 'a pesar del expolio que sufrió en la etapa napoleónica, se conservan muchos de esa época', explicó el director de la Real Academia de Córdoba, Joaquín Criado.