Uso restringido de la biblioteca
Las bibliotecas públicas tienen unas funciones propias, además de muy amplias. En síntesis, facilitar el acceso a la información, a la lectura, incentivar el uso de todo tipo de soportes bibliográficos y no bibliográficos. Se sobreentiende que también la de atender las necesidades de los usuarios en estos contenidos. Queda, pues, comprendido dentro de una interpretación no polémica, que los estudiantes deben de tener su espacio pero también que las bibliotecas públicas no pueden convertirse temporalmente en simples salas de estudio.
Es ante la masiva presencia de estudiantes cuando se han tomado una serie de medidas; son ya muchas las bibliotecas que lo han resuelto así. En esta ciudad el problema es grande y grave y hasta ahora no lo hemos adoptado porque tampoco interesaba que los estudiantes tuviesen con nosotros una relación de animadversión, además de entender que tienen razón y que se debe solucionar el enorme déficit que existe entre alumnado y puestos de lectura. Asunto que no depende ni de ellos ni de nosotros. Valdría la pena planificar la creación de salas de estudio, como han hecho en otros municipios y mientras tanto cooperar entre todas las instituciones educativas y culturales. Por parte de la Biblioteca Pública de Valencia hemos adquirido una considerable experiencia. Creo que nos hemos excedido en cuanto a aceptar un número excesivo de estudiantes, y en algunos momentos hemos intentado que aquellos dejasen voluntariamente puestos de lectura a los lectores. El resultado ha sido ambivalente. También ha habido lectores que han protestado por esta falta de espacio.
Habría que concluir que si no facilitamos la consulta a este tipo de lectores no estudiantes, su interés por visitar las bibliotecas decae y los mayores dejan de acudir al ver tanto apunte sobre las mesas, lo que significa el rechazo a una de las actividades que pueden desarrollar: la de la afición a la lectura y la información, una forma de pasar el tiempo libre o la de aquellos otros que precisan encontrar un asiento durante un escaso margen horario. Hablaríamos entonces de la función dinamizadora de estas instituciones. Este concepto abarcaría desde el aprovechamiento físico del espacio, rotación de mayor número de lectores, al eficaz uso de tecnologías de la información. Una visión de las bibliotecas públicas que se debe apoyar.
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