Mira Markovic, en la 'lista negra' de Schengen
El ex presidente Slobodan Milosevic, encerrado en la cárcel del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) de La Haya, no tendrá fácil el disfrute, concedido a los presos de esa prisión, de consumar la visita conyugal: su esposa, Mira Markovic, no tiene visado. La familia Milosevic figura entre los centenares de ciudadanos yugoslavos que aparecen en las listas negras de personas a las que los países del Tratado de Schengen no conceden visado.
La otrora poderosa Markovic, dirigente del partido neocomunista Izquierda Yugoslava (JUL), a quien se atribuye una enorme influencia sobre su esposo, tendrá que conformarse con el contacto telefónico con el preso de Scheveningen. A no ser que los países de Schengen se apiaden y le concedan un visado, de esos que el déspota negaba a quien no les gustaba.
Contra Markovic no existe, al menos de momento, ningún sumario abierto en Serbia. No se excluye que algo salga a relucir si se aclarase alguno de los asesinatos cometidos durante el mandato de Milosevic contra algunos enemigos políticos. Se dice que los contactos que mantenía con Markovic fueron letales para el periodista Slavko Curuvija, asesinado durante los bombardeos de la OTAN.
La hija de los Milosevic, Marija, tiene pendiente responder por los disparos que efectuó el pasado 1 de abril, cuando detuvieron a su padre. Un periódico de Belgrado publicó ayer que Marija se encuentra en Montenegro desde el pasado viernes y se supone que visitó en Cetinje al obispo metropolitano ortodoxo Amfiloquio, quien se vio con Milosevic días atrás en la cárcel de Belgrado. Se llegó a afirmar que Milosevic trataba de reconciliarse con Dios. Otras versiones apuntan a que Milosevic buscaba el apoyo de la Iglesia ortodoxa.
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