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Entrevista:ANTONIO TABUCCHI | ESCRITOR

'El siglo XX ha sido un gran naufragio'

Antonio Tabucchi (Vecchiano, Italia, 1943), uno de los más relevantes escritores italianos de la actualidad, viajó el pasado fin de semana a Barcelona para recoger el premio de periodismo a la libertad de expresión que el Grup Lladó de periodistas le ha concedido por el artículo ¿Adónde va Italia, señor Ciampi? En el escrito, publicado por EL PAÍS y Le Monde tras ser rechazado por La Repubblica y el Corriere della Sera, el autor toscano denunciaba la corrupción del sistema político italiano y el monopolio informativo sólo un mes antes de la victoria de Forza Italia en las pasadas elecciones generales. Aunque el objeto de su crítica era el presidente de dicho partido, Silvio Berlusconi, el escritor rehúye centrar en él la cuestión, porque, asegura, 'toda la historia del siglo XX es un desastre, un gran naufragio, hasta el punto de que la época actual parece el Imperio Romano de la decadencia'.

'A menudo nos creemos que todo lo hemos inventado nosotros', prosigue Tabucchi, pero igual que ahora tenemos la televisión, el emperador Trajano tenía las centurias y con ellas se presentaba en Iberia, conquistaba a los iberos y expandía el Imperio Romano. Exactamente igual que hace Bush con América Latina'.

De todos modos, el autor de Sostiene Pereira no se considera pesimista, sino escéptico: 'La función del intelectual es levantar dudas en la opinión pública, al contrario que el político, el cual debe hacer creer a los votantes que el suyo es el mejor de los mundos posibles. El político debe tranquilizar conciencias, y el intelectual, inquietarlas'.

Tabucchi acepta para sí el calificativo de intelectual 'siempre que no sea en el sentido comprometido de Sartre'. Y añade: 'No pertenezco a ningún partido político ni creo tener una visión marxista del mundo. Mi etiqueta, ahora que izquierdas y derechas ya no existen, sería la de progresista'.

Precisamente, Tabucchi colabora habitualmente como intelectual progresista en los dos diarios italianos que rechazaron el artículo ahora premiado ('por inoportuno', especifica él mismo que fue la respuesta), aunque quiere dejar claro que sus artículos no hablan de política, sino de literatura: 'Si empiezas a tratar de política terminas siempre con Sadam Husein y Georges Bush y todas estas anécdotas tan reiterativas...'. Pero ¿lo de Berlusconi como el nuevo Mussolini, tal como sugería recientemente la escritora americana residente en Venecia Donna Leon? 'Eso es un reduccionismo típicamente americano. Sí, es cierto que resulta paradójico que el primer ministro de un Estado democrático sea a la vez el hombre que controla toda la información, pero también es cierto que el control total no existe. Internet, por ejemplo, es una red, pero las redes también están hechas de agujeros y el intelectual debe encontrar el modo de aprovechar esos agujeros. Incluso en los regímenes más totalitarios. Hasta en la Rusia de Stalin existía clandestinamente el samizdat, el periódico copiado a ciclostil y repartido ejemplar a ejemplar. Uno de los grandes problemas del mundo actual podría ser el monopolio de la información en manos de tres o cuatro personas, pero aun así nosotros todavía tenemos las cuerdas vocales, o sea, que podemos hablar. ¿Qué nos enseñó, si no, Ray Bradbury en Farenheit 451? Que aun habiendo quemado todos los libros, la verdad contenida en ellos se podía transmitir gracias a la memoria. Y la verdad de los libros, de la literatura, es la que estorba a la sociedad mediática, porque es una verdad mucho más compleja, mucho más verdadera que el panem et circenses de los políticos'.

El escritor toscano ha tratado precisamente ese mismo tema en su última novela, Si stà facendo sempre piú tardi (de próxima aparición en Anagrama, y en Edicions 62 en catalán), llena de personajes que él define justamente como 'supervivientes del naufragio del siglo XX: transmiten desesperación e infelicidad porque la humanidad es infeliz, y ciertamente no se la hace más feliz dándole más bienes de consumo. En este sentido, mi novela es un ejemplo de esa búsqueda que decía: mandar un mensaje contra el poder'.

Antonio Tabucchi, en Barcelona.
Antonio Tabucchi, en Barcelona.JOAN GUERRERO
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