'No me planteo dimitir, porque la medida fue correcta'
Asegura que los nueve días transcurridos desde que destituyó a cuatro vicerrectores (un quinto dimitió) hasta que explicó la drástica medida ante la Junta de Gobierno no han sido los peores desde que se propuso ser rector de la Universidad del País Vasco (UPV). 'Por supuesto que no, el 18 de diciembre y el 23 de mayo fueron muchísimo más duros'. Son las fechas en que ETA intentó asesinar a dos miembros de la comunidad universitaria. Aunque sólo el tiempo dirá si la crisis está cerrada, el rector Manuel Montero (Bilbao, 1955) se muestra más tranquilo que otras veces.
Pregunta. Han sido días de múltiples contactos e intensas negociaciones.
Respuesta. El nuevo equipo estaba cerrado en seis días. Sin la dimisión [del vicerrector adjunto al rector], hubiera estado un día antes.
'Los decanos deben tener esa actitud crítica a la espera de resultados. Pero al rector no lo eligen ellos'
P. Mencionó como causas de la reestructuración las disfunciones, las discrepancias en cuanto a prioridades y a ritmos. ¿Cuáles eran los problemas concretos en la gestión?
R. Lo he explicado hasta la exasperación. Busco una mejor sintonía. Aunque coincidíamos en lo fundamental, concedíamos distinto peso a distintas cosas. Para mí era muy urgente el desarrollo del plan de inversiones plurianual para infraestructuras, que no había recibido el impulso que merecía. O el plan estratégico, que lo tenemos solamente...;bueno, lo lo tenemos avanzado pero precisa un mayor impulso. En un mundo acostumbrado a grandes explicaciones, ésta, tan prosaica, quizá resulta insatisfactoria, pero es la explicación. Ha sido un proceso normal en cualquier institución democrática.
P. Pero inédito en la UPV.
R. Prefiero atajar los problemas antes de que afloren.
P. Lo hizo de manera abrupta.
R. Intenté impulsar la cohesión del grupo, pero no resultó. Cuando llegué a la conclusión de que sólo existía este modo, busqué el momento adecuado para que los nuevos vicerrectores tuvieran cierto rodaje cuando empezara el curso.
P. ¿Había más problemas?
R. No.
P. Una interpretación apunta a que los ceses se deben a un intento de resituarse ante la victoria nacionalista el 13-M.
R. Decir que significa mi paso al nacionalismo es una insensatez, una fabulación interesada. Ni me preocupa, porque es falso. Si la relaciones con las instituciones han sido hasta ahora cordiales, no entiendo por qué deben dejar de serlo.
P. ¿Ha nombrado a las personas que eran su primera opción?
R. En la estructura básica, sí. En procesos como éste siempre ocurre algo que te altera los planes. Este equipo coincide con lo que tenía pensado.
P. ¿Ha intentado buscar un sustituto su hombre de confianza, su vicerrector adjunto, pero no lo ha encontrado?
R. (...) El ámbito en el que podía buscar no era muy amplio. Comenté a un par de amigos a ver cómo lo veían. Por razones personales entendibles, después de valorarlo, les pareció mejor no aceptar. Tampoco tenía claro cuál era la mejor solución.
P. ¿Se ha arrepentido de la reestructuración?
R. En todo momento he estado plenamente seguro de que había que hacerla.
P. ¿Cuáles son esos apoyos sólidos y estables que asegura tener?
R. Mantengo, en lo sustancial, los que tenía, los que me han permitido tener un gobierno estable hasta ahora. Mi impresión, después de hablar con gente que no voy a enumerar, es que el nuevo equipo es sólido y permite augurar un gobierno estable de la universidad.
P. Dos representantes del sector de CC OO (que le apoyó y es mayoritario entre el profesorado) fueron muy críticos en la Junta de Gobierno.
R. Absolutamente críticos. En todo caso muestra la posición de ese sector de CC OO, que en los últimos mes tampoco era de colaboración. Vamos a ver: aquí, más que disciplinas partidistas o sindicales, existen sensibilidades. Comparto una sensibilidad con ese amplio sector que se denomina Comisiones, al que pertenecen varios miembros del nuevo equipo.
P. La comparte usted con ellos; ¿y ellos con con usted?
R. Compartimos una sensibilidad, pero no tiene por qué haber necesariamente unanimidad en todas las cuestiones. Mi sensación actual, tras hablar con gente, es que esa sensibilidad va a seguir siendo crítica, como debe ser, pero no beligerante con la gestión y que incluso contribuirá a la estabilidad institucional.
P. ¿Representa Juan Antonio Rivas a ese sector que últimamente, asegura, colaboraba poco?
R. Rivas es un gran colaborador, un amigo mío. Comprendo su posición, pero no la comparto. No haré ninguna declaración que afecte a un amigo.
P. Existe más oposición pública. Los responsables de tres centros de Vizcaya que suman 20.000 alumnos se declararon insatisfechos con sus explicaciones y anuncian una oposición crítica.
P. Todos los decanos deben tener esa actitud crítica a la espera de resultados. Pero al rector no lo eligen los decanos. No pienso que haya una ruptura de la mayor parte de la comunidad universitaria conmigo. No mayor que la que había antes.
P. ¿Ha sido un intento de romper amarras con los sectores que apoyaron su elección?
R. No.
P. ¿Volvería tener hoy los 146 votos con los que ganó?
R. ¿Hoy mismo? Aún no soy capaz de hacer la evaluación global de la situación.
P. ¿Se mantiene el equilibrio entre los grupos que le apoyaron para llegar al Rectorado?
R. Entiendo que sí, aunque un sector entiende que no.
P. ¿Las incorporaciones responde a adhesiones al programa o representan sectores ?
R. Por supuesto, comparten el programa, que no cambiará. Lo de los sectores entra en las interioridades del proceso, que se interpreta por el resultado.
P. ¿Cómo va el plan estratégico?
R. Tenemos el primer borrador. Antes de que el próximo curso eche a andar, presentaremos sus líneas generales.
P. En octubre pasado esperaba tenerlo para ahora.
R. Efectivamente. Ha habido retrasos porque es difícil imaginar un curso más complejo que éste.
P. ¿Qué hará si los apoyos no son suficientes? ¿Dimitirá?
R. Ni me planteo esa posibilidad, porque estoy convencido de que mi decisión fue correcta. La estabilidad será muy amplia. Ante la pregunta teórica, pues quitarme de enmedio, evidentemente... ¡es tan obvio!
P. Cuarenta vigilantes de Vizcaya amenazaron con dejar sus puestos en protesta por los ceses. ¿Cómo está ese asunto?
R. Ha sido lo más insensato y absurdo del proceso. ¡Sólo faltaba tener que consultar la reestructuración con una contrata [de seguridad]! Los vigilantes están trabajando con absoluta normalidad. Nadie se ha dirigido a mí para tratar ese asunto.
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