El Gobierno multará a los importadores de cerdos ilegales de países del Este
Indicios de un octavo foco de peste en Lleida
El Gobierno impondrá 'duras sanciones' a los ganaderos y comerciantes que hayan incurrido en la 'enorme irresponsabilidad' de importar cerdos de países del Este infectados de la peste porcina clásica (PPC), según anunció ayer en Barcelona el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete. Mientras tanto, la epidemia se extiende. El propio ministro confirmó ayer las sospechas de un nuevo brote en Lleida, el octavo detectado en España. El ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, confirmó ayer las sospechas de este nuevo brote y anunció en Barcelona que los responsables de la importación clandestina de cerdos enfermos de países del Este serán sancionados duramente.
La situación de la peste porcina clásica declarada en la provincia de Lleida se complica, ya que el virus podría haber llegado a una nueva granja, esta vez en la localidad leridana de Castellserà, donde ayer se empezaron a sacrificar más de un centenar de madres reproductoras que presentaban los síntomas propios de la enfermedad.
Los veterinarios del Departamento de Agricultura de la Generalitat ordenaron el sacrificio de las 110 cerdas de esta granja, propiedad de un ganadero independiente. En este caso, la situación es diferente de las demás. Los lechones criados han adquirido la enfermedad y ya han sido vendidos, por lo que podrían haber ido a parar a otras explotaciones, con el peligro de contagio que ello representa.
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El ministro de Agricultura explicó que la enfermedad ha podido entrar en España a finales de abril o primeros de mayo y que se trataría de alguna partida contaminada que después ha tenido el transporte como elemento propagador. Arias Cañete consideró 'muy grave haber ocultado el origen de la peste', porque, si se hubiera denunciado en un primer momento, se hubieran podido establecer las medidas preventivas y atajar más rápidamente la enfermedad, mientras que ahora, después de un mes, el problema 'se complica'.
Arias Cañete, sin embargo, confió en que la enfermedad se confine en 'una o dos provincias españolas', ya que la virulencia de la epidemia puede ser 'más limitada' que si se hubiera tratado de un brote autóctono.
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