14 salas abren sus puertas en Valencia donde el cine Lys fue pasto de las llamas

El emblemático cine Lys de Valencia, cuyo edificio fue asolado por un incendio hace 12 años, renació ayer de sus cenizas con un aspecto más moderno y un mayor número de pantallas de exhibición, 14 en total. El proyecto, que ha permitido la recuperación de una de las salas con más tradición de Valencia, ha atravesado distintas vicisitudes. La promotora Clariano SA, propiedad del empresario Bautista Soler, tuvo que renunciar a principios de los noventa a la idea inicial de levantar sobre el solar del viejo Lys un edificio de oficinas, después de que la Consejería de Cultura reivindicase el mantenimiento de la actividad que el edificio había albergado hasta su destrucción.

Finalmente, el promotor presentó un nuevo proyecto que mantenía el uso cinematográfico del edificio antes de que fuese arrasado por un incendio y que implicaba la construcción de un aparcamiento público que obligaba a despeatonalizar una de las calles de acceso al inmueble. El nuevo proyecto tampoco fue ajeno a la polémica, en este caso por la ubicación del aparcamiento y su repercusión en los comercios y restaurantes de una céntrica zona de la capital situada a pocos minutos de la Estació del Nord.

La ciudadanía y los grupos municipales han seguido con atención la construcción que se levantaba en ese solar -ubicado en el corazón de Valencia- desde el mismo momento del incendio, sobre el que circularon rumores nunca demostrados de una supuesta intencionalidad.

Al final, anoche, el viejo cine Lys recuperó su vieja función. Las máquinas de proyección se pusieron en marcha de nuevo, aunque esta vez lo hicieron en las 14 modernas minisalas que integran el complejo en una de las calles cinéfilas por excelencia, el Passeig de Russafa.