'Cuando leyeron la condena, me quedé sin habla. Tampoco podía moverme'
Antoinette Chahine pasó cinco años condenada a muerte en Líbano
Un pequeño grupo de los invitados a Estrasburgo estaba integrado por los 'resucitados', por aquellos que vuelven de la muerte, personas que han visto cómo su condena era revisada y escapaban al piquete de ejecución para recuperar la libertad. Antoinette Chahine, una libanesa, forma parte de ese grupo junto con el japonés Sakae Menda y los estadounidenses Kerry Max Cook y Dorothy Miller. 'Me detuvieron en 1994 y estuve en espera de juicio, sin ver un abogado durante dos años. Durante ese tiempo se me interrogó varias veces y se recurrió a la tortura para intentar arrancarme una confesión'.
Antoinette era muy joven, una estudiante, cuando las autoridades militares libanesas la detuvieron. 'Buscaban a mi hermano, pero me cogieron a mí. Querían hacer presión sobre él, obligarle a volver. Le creían mezclado en la muerte de un capellán cristiano maronita. El crimen me lo cargaron a mí'. Fue juzgada por un tribunal militar, con los métodos expeditivos que los caracterizan en todo el mundo.
Durante un tiempo vivió sabiendo que tenía que morir. De inmediato. De manera violenta. Porque otros lo habían decidido. 'Cuando me leyeron la condena me quedé sin habla. Tampoco podía moverme. No me lo creía. Con el japonés y los americanos hemos vivido una experiencia única. Estar aquí, en Estrasburgo, si sirve para hacer avanzar, aunque sólo sea un poco, la causa del abolicionismo, vale la pena', agregó.
Su familia pudo pagarle un buen abogado y la evolución política de Líbano hizo que la situación fuera menos crispada. Su condena fue conmutada por reclusión a perpetuidad. 'Cuando supe que Amnistía Internacional se ocupaba de mover mi caso, sentí que volvía a haber esperanza'. A ella no le sucedió lo que a ciertos presos de Sadam Husein, a quienes les aceptan a trámite el recurso que han presentado después de fusilarlos. 'La revisión del caso me devolvió la inocencia y la libertad'. Eso fue en 1999. Pero después de haber pasado cinco años y medio por la muerte.
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