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Reportaje:ALMADÉN DE LA PLATA | EXCURSIONES

El coto de caza de 'La Niña'

La pugna sobre el acceso impide por ahora disfrutar de la riqueza cinegética del parque forestal sevillano

Desde su puesto de caza para las monterías, la dueña de la finca El Berrocal, en Almadén de la Plata (Sevilla), a la que todos llamaban La Niña, tenía a sus pies en los años 60 y 70 miles de hectáreas de monte, cargados de cabezas de venado y de jabalíes que difícilmente escapaban a la mirilla de su escopeta desde posición tan privilegiada. Su familia, además de sacar rendimiento cinegético a las tierras, se entregó a la industria papelera y cambió el patrimonio forestal autóctono (encinas y alcornoques) por eucaliptos.

Ese mismo puesto, un corralillo de ladrillos construido sobre una gran roca en un risco al que se accede por una pequeña e inestable escalera de hierro, está ahora convertido en mirador. Desde allí, hoy se contempla un panorama muy diferente, tanto por lo que se ve como por lo que ya no se ve.

La finca, junto con su vecina, Las Navas, pasó a mediados de los 80 a ser propiedad de la Junta. La Consejería de Medio Ambiente, que las gestiona unidas desde entonces, dedica sus 7.400 hectáreas a reserva cinegética y forestal. El resultado salta a la vista desde el mirador de La Niña. Los eucaliptos han sido arrancados y encinas y alcornoques comienzan a recuperar su espacio natural. Sobre el terreno pedregoso, granítico, que da forma a lomas y hondonadas, los árboles jóvenes ofrecen refugio a los cerca de 3.000 venados y 800 jabalíes que allí viven.

Tan bueno debe ser el resultado del trabajo de Medio Ambiente, o tanto el potencial natural de esa tierra, que a principios de la pasada década las organizaciones ecologistas empezaron a presionar a Consejería y Ayuntamiento para que la finca fuese abierta a los visitantes que, al fin y al cabo, son los verdaderos dueños de ese patrimonio verde a través de la Junta. De ese movimiento surge un proyecto que, tras muchas vicisitudes, da forma a lo que hoy es, o está a punto de ser, el parque forestal de Almadén de la Plata.

Con la llegada del verano, desde el mirador de La Niña se oye cercano el crujir de la chicharra mientras los venados, pasado el mediodía, cruzan la pista forestal en busca de la sombra protectora.

El calor paraliza, por el riesgo de incendios, la hasta ahora incipiente actividad de senderismo en el parque. En cualquier caso, hasta septiembre será imposible volver a visitarlo. Proyectado desde hace años (en el pueblo denuncian que incluso ha sido inagurado varias veces), por fin la Consejería ha decidido abrirlo a las visitas turísticas. Se han preparado unas 500 hectáreas que podrán ser recorridas en varias rutas a pie y, en una segunda fase, a caballo y en bicicleta.

A cinco kilómetros del pueblo, y sólo uno hacia dentro de los límites del parque, Medio Ambiente ha construido un centro de visitantes que, además de mostrar en una exposición las características de la fauna y flora autóctona, contará con un restaurante, un merendero y un observatorio de animales.

Todo parece preparado. Sólo queda la licencia municipal de apertura. Pero en ese punto encuentra el parque forestal su problema, o quizás su solución. El alcalde de Almadén, José Luis Vidal, reclama que se reforme el deteriorado camino de acceso que, aunque no puede ser asfaltado por ser vía pecuaria, sí admite sensibles mejoras en su firme.

'No habrá licencia hasta que las condiciones de la apertura del parque aseguren el éxito. Éste es un proyecto muy importante para el pueblo y para su desarrollo sostenible y hay que hacerlo con garantías', asegura Vidal, empeñado en hacer de las visitas a Las Navas-El Berrocal un banderín de enganche de Almadén de la Plata al turismo rural.

Mientras, venados y jabalíes esperan a los turistas junto a perdices, garzas, conejos, zorros, milanos, buitres y hasta águilas reales, una especie de la que al menos se ha localizado un nido en el parque. Hasta víboras se dan en la zona, muy habituales en terrenos pedregosos como éste.

Si Ayuntamiento y Medio Ambiente consiguen ponerse de acuerdo pronto sobre los accesos al parque, habrá que esperar como mínimo hasta mediados de septiembre, cuando la cercanía del otoño vuelva a reducir el riesgo de incendios forestales, cuando venados y jabalíes abandonen el refugio de las sombras y se dejen ver por el visitante curioso.

Minas del siglo XIII

- Dónde. En las estribaciones de la Sierra Norte de Sevilla. Desde la capital se accede a Almadén de la Plata bien por la N-630 hasta El Ronquillo y, pasada esta localidad, por la C-421; bien por la C-433, a través de La Rinconada, Alcalá del Río y Castilblanco de los Arroyos. - Cuándo. Para encontrar la temperatura más agradable, a finales del invierno. Para descubrir los colores más intensos, durante la primavera. Nunca en verano. - Alrededores. Almadén de la Plata es, como su nombre indica, un pueblo minero. Posee la forma propia de los mismos, con casas alineadas en calles rectilíneas. Los primeros documentos constatan la existencia de la localidad desde mediados del S. XIII.Dos edificios destacan en su patrimonio cultural: el antiguo Ayuntamiento, un edificio del S. XV que fue hospital primero y ermita después; y la Iglesia, construida entre el S. XVI y el XVII. - Y qué más. En la gastronomía de Almadén, como buena localidad serrana que es, destacan los productos derivados del cerdo, los guisos de carne de caza, la miel artesanal, el aceite de oliva y la repostería popular. El pueblo dispone de una amplia lista de bares y restaurantes en los que comprobar la calidad de la producción agroalimentaria local. Para más información, en la oficina municipal de turismo, en la Plaza de la Constitución, 6 o en el teléfono 954 73 53 67.

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