600 películas se presentan en el único mercado nacional del corto
Al principio, sólo Canal+ y TVE acudían a la llamada del mercado del corto, una iniciativa que pusieron en marcha el entonces director del festival Mario Viché y Piluca Baquero, como representante de una joven asociación de productores. Más tarde se añadió Canal+ Francia. Hoy son 22 los compradores, entre televisiones y distribuidores, acreditados para esta edición, la décimo sexta de Cinema Jove, en la que el espacio habilitado ya se ha quedado pequeño.
Baquero, de 32 años, asegura que el corto se puede rentabilizar, como mínimo se puede 'recuperar la inversión' realizada, y pone el ejemplo del creciente interés de las televisiones por adquirir los derechos de los mismos. 'Ahora hay cortos que tienen mucha calidad y una buena factura, y hay mucha gente que cultiva el género', explica.
El caso de Piluca Baquero llama la atención en el panorama cinematográfico valenciano. Siendo muy joven se embarcó en una escuela de imagen y sonido, Videomax, que se convirtió al poco en productora para canalizar y aprovechar los trabajos de la empresa. Se realizaron numerosos cortos y ella incluso dirigió dos, hasta que pudo realizar un proyecto en el que había puesto todo su empeño, Ojala Val del Omar. Se trataba de un largometraje sobre su tío abuelo, un cineasta pionero e impulsor del zoom, ganador de un premio por sus aportaciones técnicas en el festival de Cannes. La película, dirigida por su socia en Videomax Cristina Esteban, llegó a participar en el festival de Venecia.
Sin abandonar los cortos, Baquero emprendió la aventura de producir una película, radicalmente opuesta a la anterior, Killer barbies, de Jess Franco. A partir de ahí, se trasladó a Madrid por las dificultades de producir en Valencia. 'Los contactos que me había proporcionado Cinema Jove con la gente del cine, con Iciar Bollaín, por ejemplo, me ayudaron mucho a la hora de establecerme en Madrid', señala. Empezó entonces a producir películas como Lena, de Gonzalo Tapia, En la puta calle y Las huellas borradas, ambas de Enrique Gabriel, entre otras. Y ahora tiene un proyecto entre manos en el que la ciudad de Valencia será protagonista. De hecho, no quiere perder la relación con una ciudad en la que dice que hay mucho potencial, aunque asegura que hacen falta más apoyo y espírutu emprendedor.
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