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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Elección de centro

Asistimos, una vez más, aunque con mayor virulencia este final de curso, a la interesada controversia entre Enseñanza Pública y Enseñanza Privada. Interesada porque escudándose en la patraña del pretendido derecho constitucional a la libertad de elección de centro docente, y como consecuencia de ello demandando más conciertos (más dinero) para la privada se están amparando los intereses y beneficios de las patronales de dichos centros, chocando, cuando menos, que no sean éstas las que abanderen dicha campaña, sino que se erigen en sus portavoces los dirigentes sindicales de USO y FSIE, como siempre tan diligentes con sus patronos.

Se denuncia la actitud cicatera de la administración educativa a la hora de ser flexible en la ampliación de los conciertos, cuando los casos de alumnos que no han obtenido plaza en ellos es un número insignificante en comparación con el total de alumnos, pero los suficientes para ser utilizados a la hora de crear alarma social y estado de opinión.

Considero que es una falacia porque frente a ese derecho existe otro mayor que estos señores olvidan: el derecho a una educación de todos los ciudadanos en igualdad de condiciones y medios, y para que esa igualdad sea un hecho se deben emplear más medios en quienes menos posibilidades tienen, además de velar por la buena racionalización de los recursos, por la que están obligados los que administran a la ciudadanía.

Denuncian, los dirigentes sindicales antes mencionados, a la administración por cercenar esa libertad, pero, sin embargo, no se denuncia la encubierta selección del alumnado en los centros privados (sobre todo por sus niveles socioculturales, sus minusvalías o la imposibilidad de afrontar determinados gastos). Ni que de forma solapada, a veces utilizando la persuasión a los padres, sólo se admitan a niños o niñas, ni la financiación fraudulenta de los mismos (obligatoriedad de pertenecer a las asociaciones de padres y madres, con sus correspondientes y elevadas cuotas, ingresos por actividades extraescolares, gastos extras, pago por reserva de matrícula, algún que otro regalo a la dirección, etcétera). Ni se denuncia tampoco la escasa democracia interna que existe en los privados, la ocultación de los problemas de convivencia, la falta de transparencia en la selección de su personal, las condiciones laborales a las que está sometido, la sutil persecución a las organizaciones sindicales no afines a la patronal, etc.

Espero que quienes defienden la patraña de la libertad de elección de centro pidan también que la Escuela Privada acoja a inmigrantes, alumnos con necesidades educativas especiales, alumnado que no puede sufragar las actividades extraescolares, etc., en definitiva a la ciudadanía en general, no seleccionada, y no poner como excusa para ello que en los centros públicos están mejor atendidos.

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