Aznar se postula como defensor del Tratado de Niza y critica a los que han puesto dificultades a la ampliación
Pocas instancias quedaron libres de las críticas que el presidente del Gobierno, José María Aznar, formuló ayer al término del Consejo Europeo de Gotemburgo, apenas seis meses antes de que España asuma, el próximo 1 de enero, la presidencia de la UE: Alemania, por atribuirse el mérito de la ampliación y por haber lanzado el debate sobre el futuro de Europa; Francia, por el mismo motivo; la Comisión y el Parlamento Europeo, por haber "dinamitado" el Tratado de Niza. Incluso el comisario de Economía, Pedro Solbes, se ganó una colleja por "sancionar y penalizar" a Irlanda.
"Hablo", dijo Aznar, "desde la autoridad moral y política del que ha defendido en todo momento el Tratado de Niza por coherencia". Ése no ha sido, según el presidente, el caso de otros "miembros del Consejo Europeo, de la Comisión y del Parlamento Europeo, que han hecho propaganda negativa del tratado diciendo que no sirve para nada". "Postularse como defensor de la ampliación y dinamitar el Tratado de Niza me parece una posición muy arriesgada", añadió el presidente.
Pueden sentirse aludidos por estas palabras el presidente de la Comisión, Romano Prodi, que señaló las deficiencias del acuerdo del pasado mes de diciembre; la totalidad del Parlamento Europeo, que por primera vez no recomendó la ratificación de ese acuerdo, y, desde luego, Alemania, que condicionó su consenso sobre el tratado a la apertura este año de un debate sobre el futuro de la Unión que culminará en 2004. Esa iniciativa, para Aznar, supuso "poner en marcha la estrategia del pos-Niza antes que la de Niza, lo que es tanto como enviar un mensaje de debilitamiento" del tratado que hará posible la ampliación. Si a eso se suma que se haya tratado de "sancionar y penalizar" a Irlanda, "una de las economías más dinámicas del mundo", sobre cuyos presupuestos expansivos formuló recientemente Solbes una dura amonestación, "no es de extrañar" que se llegue al rechazo en referéndum de la ampliación.
Pero Alemania mereció una crítica adicional cuando, a la pregunta de por qué ese país y Francia se "resistían" ayer a que se fijara una fecha para la ampliación, Aznar respondió que, en esa materia, "unos llevan la fama y otro el agua". El presidente afirmó, no obstante, que sus relaciones con el canciller Schröder son "amistosas, francas y tranquilas". Lo que ocurre es que "hay gente que desde hace muchísimo tiempo trata con ahínco de enredar en las relaciones entre España y Alemania, incluso en lo personal". La responsabilidad, en definitiva, es de la prensa que se "deja guiar por propagandas de intereses ajenos" y que "sigue consignas".
Ni el jefe del Gobierno español ni el canciller alemán estuvieron presentes en la foto de familia ya que habían programado su regreso con antelación.
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