_
_
_
_
Reportaje:

Italia tiende un puente a EE UU

El Gobierno de Berlusconi aspira a convertirse en el principal interlocutor de Bush en Europa

Los cerebros grises de la City de Londres habrán sonreído seguramente leyendo las declaraciones del nuevo primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y de alguno de sus ministros. Desde el día siguiente a su triunfo electoral del 13 de mayo, Il Cavaliere ha dejado clara esta intención: mantener 'la relación especial que nos une con Estados Unidos'. Una frase que por cultura, historia e idioma se adapta mejor al discurso de una Margaret Thatcher o un Tony Blair. Pero Berlusconi, que ha llenado su segundo Ejecutivo (el primero duró apenas siete meses en 1994) de ministros filoamericanos, está decidido a ser el hombre de Bush en Europa, pese a la fuerte competencia de Londres y Madrid.

De un empresario que afirma sin rubor que la Coca-Cola es 'un símbolo de libertad' no podía esperarse otra cosa. Pero hay una razón añadida para explicar la simpatía que nutre a Il Cavaliere por Estados Unidos. Mientras la gran parte de los medios de comunicación europeos, de izquierda y de derecha, le han atacado duramente a lo largo de toda la campaña electoral, la prensa americana le ha tratado bien. Ni siquiera Umberto Bossi, calificado unánimemente de xenófobo en el Viejo Continente, ha recibido demasiadas críticas del otro lado del Atlántico.

El líder de la Liga Norte era, sin embargo, un antiamericano convencido hasta hace bien poco, rara avis en el Gobierno italiano que acaba de constituirse, un verdadero ejército político-administrativo integrado por 85 personas entre superministros, ministros normales, ministros júnior y subsecretarios. Bossi, casi sesentón, figura entre los ministros de rango normal, como titular de las Reformas, un cargo desde el que espera poder realizar su sueño de una Italia federal. El líder leguista tendrá un contrapeso sureño en el ministro de Asuntos Regionales, el siciliano Enrico La Loggia, y un freno legal en el jurista Franco Frattini, que se ha hecho cargo de la Función Pública.

Pero tener un despacho junto al del primer ministro Berlusconi era una cuestión importante para Bossi y seguramente también para Il Cavaliere, que ha colocado a los cuatro líderes de la coalición de centro-derecha en el Ejecutivo, con la excepción del democristiano Pierferdinando Casini, presidente de la Cámara de Diputados. Gianfranco Fini, líder de la derecha constitucional, ejerce de vicepresidente único, y el filósofo Rocco Butiglione, miembro de Comunión y Liberación, un movimiento católico vagamente similar al Opus Dei, es ministro de Relaciones Comunitarias.

Siete miembros del nuevo Gobierno son lombardos como Berlusconi, procedentes de la región que aporta el grueso del PIB al país, empezando por el superministro de Economía y Hacienda, Giulio Tremonti, de 53 años, famoso por la ley del mismo nombre que en el primer Gobierno de Il Cavaliere permitió ahorrar miles de millones de liras en desgravaciones fiscales a las empresas, incluidas las de este último. Al menos seis ministros proceden del mundo empresarial. El titular de Infraestructuras, Pietro Lunardi, de 68 años, es dueño de una empresa que se dedica a las grandes obras.

El de Innovación Tecnológica, Lucio Stanca, ha sido vicepresidente de IBM Europa. Mujer de negocios es también una de las dos únicas damas del Gobierno, la milanesa Letizia Moratti, de 51 años, dueña de una empresa de consultoría, ha asumido la cartera de Educación. También son empresarios el titular de Agricultura, Giovanni Alemanno, y el de Justicia, Roberto Castelli.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Un hombre de empresa es el nuevo jefe de la diplomacia, Renato Ruggiero, napolitano de 71 años. No es casual que Ruggiero, próximo al presidente honorario de Fiat, Gianni Agnelli, haya subrayado en su primera declaración oficial que su objetivo prioritario es 'mantener la continuidad de la política exterior italiana', siempre proeuropea. Una manera de contrapesar las tendencias filoamericanas de su compañero, el titular de Defensa, el profesor Antonio Martino, un liberal que está considerado como uno de los pocos euroescépticos italianos. Martino, de 68 años, que fue ministro de Exteriores en el primer Gobierno Berlusconi, pondrá pocos obstáculos al proyecto de escudo espacial, lo mismo que su colega de Medio Ambiente, Altero Matteoli, no quiere oír a hablar del Protocolo de Kioto. A la hora de escoger su principal aliado europeo, el presidente Bush tendrá donde elegir.

Mientras, la derecha nostálgica está representada por el titular del departamento de Italianos en el Mundo, Mirko Tremaglia, de 74 años, que a los 17 participó junto a sus dos hermanos mayores en la República de Saló. Tremaglia, que había perdido a su padre en la campaña africana de Mussolini, se adhirió al MSI (Movimiento Social Italiano) en 1948 y en él ha permanecido inmutable a través de los cambios que lo han convertido en Alianza Nacional. La figura de Tremaglia por edad y peripecia personal (ha dedicado los últimos 20 años, con escaso éxito, a luchar por los derechos políticos de los emigrantes italianos) es ampliamente respetada, pero no puede decirse lo mismo de otro ministro de AN, Maurizio Gasparri, titular de Comunicación, antiguo presidente del fascista Frente de Juventudes y conocido por haber acusado al centro-izquierda de ser 'protector de terroristas'.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_