Orden de sacrificar 2.000 cerdos en Lleida por un brote de peste porcina
Los agricultores exigen eliminar 20.000 lechones de la granja afectada
Los veterinarios, después de comprobar los síntomas que presentaban y de efectuar los correspondientes análisis de sangre en el Laboratorio de Sanitad Animal ubicado en Barcelona, ordenaron el sacrificio inmediato de todos los animales sospechosos de tener el virus, que, según la documentación aportada por el propietario, procedían de una explotación ganadera del barrio leridano de La Bordeta, que tiene más de un millar reproductoras.
En la explotación afectada hay medio millar de caballos para engorde procedentes del extranjero. Se investiga si los vehículos utilizados para el transporte de los equinos han podido introducir el virus. Los responsables del sindicato Unió de Pagesos (UP) han exigido que se sacrifiquen los 20.000 lechones que se calcula que han podido salir de esta explotación en las últimas semanas.
Las muestras de los primeros animales sacrificados (unos 500 a última hora de ayer) se enviaron ayer mismo al Centro de Investigaciones en Sanidad Animal (CISA) de Madrid. En caso de que se confirmara el brote, el Departamento de Agricultura de la Generalitat se vería obligada a declarar oficialmente su existencia dentro del plazo legal, que es de 24 horas.
Asimismo, las autoridades sanitarias han adoptado las máximas precauciones para evitar la propagación de la epidemia a otras granjas de la zona, ya que el virus se contagia con mucha facilidad, especialmente con el calor. Entre las medidas acordadas están la inmovilización de toda la explotación y el establecimiento de un perímetro de tres kilómetros de protección y otro de 10 kilómetros de vigilancia, que afecta a los términos municipales de Alcarràs, Soses, Aitona y Torres de Segre, y a la zona fronteriza con Aragón. En este territorio se hará un censo de las explotaciones y se prohibirá el movimiento de animales.
El sector se había recuperado de las catastróficas consecuencias que tuvo el último brote, declarado en febrero de 1997. En aquella ocasión, el virus fue importado de Holanda. A pesar de ello, las autoridades españolas no prohibieron la importación de lechones de ese país hasta finales de febrero, cuando ya habían entrado más de 115.000 animales susceptibles de tener la enfermedad. La Generalitat no declaró la epidemia hasta el 18 de abril, cuando el virus llevaba dos meses haciendo estragos y el entonces consejero de Agricultura, Francesc Xavier Marimón, presumía de tener la mejor sanidad animal de Europa.
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