El PP veta en el Congreso la moción sobre peajes que aprobó en Cataluña

El Partido Popular (PP) votó ayer en el Congreso lo contrario de lo que votó hace poco más de un año en el Parlament. Rechazó la proposición de ley para crear un fondo con el que rebajar y rescatar peajes, y lo hizo con artillería pesada. El diputado Andrés Ayala criticó la pretensión de los catalanes porque, dijo, en España son unos privilegiados ya que hay territorios que no tienen autopistas ni autovías.

La proposición del Parlament fue defendida por Lluís Recoder, de Convergència i Unió (CiU); Montserrat Tura, del Partit dels Socialistes (PSC), y Joan Ridao, de Esquerra Republicana (ERC). En el banco azul, pese a que la propuesta no era de un partido sino del Parlament y, en cierto sentido, institucional, no hubo nunca un solo miembro del Gobierno. Sólo el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, ocupó su escaño en el momento de la votación, que arrojó un resultado de 160 votos en contra y 141 a favor.

Los diputados catalanes expusieron el contenido de la ley: un fondo estatal dotado con los impuestos que pagan las concesionarias (IVA e impuesto de sociedades), lo que suma unos 20.000 millones de pesetas anuales. Este fondo sería administrado por las comunidades autónomas de modo proporcional para rebajar unos peajes y rescatar otros.

Los diputados insistieron en la discriminación que supone para Cataluña pagar impuestos y peajes, mientras que en otras comunidades no hay vías de pago y sí autovías gratuitas. Todos los grupos que intervinieron defendieron la propuesta del Parlament, salvo el PP e Izquierda Unida, aunque esta formación la acabó respaldando.

El diputado socialista Germà Bel fue el encargado de explicar el voto favorable del PSOE y lo hizo pidiendo al PP que fuera coherente con lo que había votado en Barcelona. Bel insistió en que el peaje es una doble imposición y atenta contra la unidad de mercado que los populares dicen defender porque, aseguró, impone más gastos a las empresas que tienen que pagarlo.

Luego vino la andanada de Andrés Ayala, del PP, que se ensañó especialmente con CiU. En su opinión, la moción es un engendro jurídico y entra en contradicción 'con la política general del Gobierno de la nación'. Cataluña no sólo no está discriminada, sino que ha sido beneficiada por tener una red de vías, incluidas las de peaje, mucho mejor que la del resto de España. 'Las autopistas son una ventaja', dijo, 'Cataluña es la zona mejor servida por autovías y autopistas. Lo discriminado es el resto del país'.

Ensañamiento con CiU Ayala se ensañó con CiU. Dirigiéndose a Lluís Recoder, alcalde de Sant Cugat del Vallès (Vallès Occidental), le recordó que de las dos autopistas que pasan por su territorio, la del Gobierno central cuesta 9 pesetas por kilómetro y la de la Generalitat, 22 pesetas. Lo que de verdad pretende la propuesta, insinuó, es rebajar los peajes del Gobierno catalán con dinero de todos los españoles. Todos los partidos catalanes criticaron ayer al PP por vetar la proposición del Parlament y la izquierda señaló también a CiU por su 'nula capacidad' de influir sobre sus socios. El conseller en cap del Gobierno catalán, Artur Mas, también lamentó la actitud del PP, pero le quitó hierro. 'El Parlament aprueba y el Gobierno dispone', dijo Mas con resignación.

La votación hizo daño al PP de Cataluña, que hace poco vivió situaciones similares con mociones para extender el plurilingüismo en el carné de identidad y en los sellos, lo que ha dejado en mala posición el giro catalanista. Dolors Montserrat, la diputada del PP que más ha trabajado contra los peajes, estaba ayer desolada y tuvo que ser Dolors Nadal la que dio la cara. El propio Alberto Fernández, líder del PP catalán, debió de sentir un frío helado al saber que hasta su hermano, Jorge Fernández, votó contra la propuesta que él había asumido en Barcelona.

El PP catalán conocía la intención de sus compañeros que se negaban en redondo a que el Gobierno central se quedara como un 'mero recaudador', en palabras de Ayala. Por eso intentó disponer de una compensación que presentar al público para parar el golpe. El pasado martes, una delegación del partido encabezada por Alberto Fernández mantuvo una entrevista con el secretario de Estado de Infraestructuras, Benigno Blanco, para buscar algún tipo de componenda.

La intención del PP catalán era que el Gobierno central accediera a eliminar un peaje más que simbólico: la parte que le corresponde de la barrera de Mollet (35 pesetas). Esto les permitiría no aparecer en público con las manos vacías y dejar en falso al Gobierno catalán, del que dependen las otras 130 pesetas de peaje en esa barrera. El Parlament aprobó en su día la supresión del peaje, pero el Gobierno catalán ha evitado cumplir la decisión. Fuentes del PP catalán explicaron ayer que ven la posibilidad cercana, aunque Fomento aún se resiste.

Una de las pocas voces que reconoció ayer los esfuerzos de los populares catalanes fue la Declaración de Gelida. Sus portavoces lamentaron el 'papel de estraza' que había tenido que representar el partido conservador en Cataluña, pero insistieron en que han estado junto a la plataforma, a diferencia del Gobierno catalán, al que corresponsabilizaron del fiasco.