Comienza hoy el juicio contra el supuesto asesino de la abogada Begoña Rubio
Para ello, la defensa de Larrañaga debe contar con el consentimiento de las acusaciones -la familia de Begoña Rubio, el Colegio de Abogados alavés y la asociación Clara Campoamor-, y hasta el momento todas ellas se han manifestado en contra de cualquier tipo de acuerdo previo.
Las demandas de las acusaciones oscilan entre los 30 años de prisión por un delito de asesinato y otro de robo con violencia, y los ocho años que solicita la defensa por homicidio simple.
El asesinato de la joven abogada, ocurrido el 24 de mayo de 1999 en Vitoria, conmocionó a una ciudad que había padecido media docena de muertes violentas en menos de año y medio, la mitad de las cuales no estaban resueltas en esas fechas. Larrañaga fue detenido unos días después de estos hechos, aunque su vinculación con los asesinatos no ha sido ratificada durante la prolongada instrucción de la causa, así como tampoco el hecho de que actuara por encargo o dentro de un grupo organizado, como aventuraron las acusaciones por su parte.
Conmoción El magistrado que presidirá el jurado, el presidente de la Audiencia, Iñigo Madaria, rechazó en su auto de hechos enjuiciables la posibilidad de que Begoña Rubio fuera agredida sexualmente y centró el móvil en la necesidad económica del inculpado. El juez, en su descripción de los hechos, detalla que el 24 de mayo, Larrañaga llegó a Vitoria procedente de Azkoitia a las 8.50 portando unos guantes de látex y un cuchillo de monte. El inculpado visitó varios despachos de abogadas y procuradoras 'con el pretexto de tener un juicio en Bilbao'. A las 16.00 fue a la oficina de Begoña Rubio, en la calle Siervas de Jesús donde se entrevistó con ella, quedando para reunirse más tarde ante la falta de unos papeles.
El juez relata que, tres horas después, el inculpado acudió de nuevo al despacho de Rubio. En un momento en el que la joven estaba de espaldas, Larrañaga le cogió del cuello tapándole la boca y le clavó el cuchillo en el pecho, ocasionándole una hemorragia progresiva al seccionarle la vena pulmonar. Inmediatamente, le acuchilló en cinco ocasiones más la parte posterior del cuello, llegando a cortarle la médula espinal. Con su víctima ya en el suelo, Larrañaga se puso la guantes y le cortó la yugular y la tráquea. A continuación, desvistió a la abogada y le produjo cuatro cortes en el pecho y tres más en las piernas. En total, le ocasionó 17 heridas incisas. Luego registró el despacho y se apoderó de 4.500 pesetas.
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