_
_
_
_
Reportaje:

Una clase de verano magistral

Cerca de 100.000 alumnos asistirán entre junio y septiembre a 2.200 cursos de 60 universidades

Los cursos de verano casi se han convertido en una obligación para las universidades españolas. La oferta de actividades académicas entre junio y septiembre crece en torno a un 10% cada año. Este verano serán 60 las universidades que abrirán sus aulas para organizar 2.200 actividades, entre cursos, seminarios, encuentros, clases magistrales y talleres, que atraerán a unos 100.000 alumnos, con una edad media de 30 años. Los cursos duran de tres a cinco días y cuestan entre 15.000 y 30.000 pesetas.

Los dos grandes centros de enseñanza en el verano, los únicos que cuentan su presupuesto en varios cientos de millones, son la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander (el año que viene cumplirá 70 años), que ha programado 141 actividades entre el 18 de junio y el 21 de septiembre; y la Fundación General de la Universidad Complutense, en San Lorenzo de El Escorial, con una oferta de 120 cursos y encuentros entre julio y septiembre. Cada una de estas dos universidades atrae por sí sola a 7.500 alumnos.

Junto a ellas se afianza año a año la oferta de centros con presupuestos mucho más modestos, como la UNED, Cádiz, Cantabria u Oviedo, próximas al centenar de cursos y a los 3.500 alumnos. Además, cada verano se incorporán nuevas universidades que a menudo no alcanzan la decena de actividades, lo justo para no quedarse fuera de juego.

Programas variados

La literatura, la historia, la medicina, la biología, el derecho, la economía, los medios de comunicación, los talleres artísticos, así como la tecnología y la educación, son las materias que protagonizan la mayor parte de los cursos. No obstante, una tendencia común a todas las universidades es tratar de abarcar el mayor número de áreas posibles. Se piensa que el programa más variado es el mejor programa, lo que no significa que los cursos se conviertan en un cajón de sastre. El objetivo común de diferenciarse por la calidad sólo se alcanza si se consigue atraer a los mejores especialistas en cada campo.

El vicerrector de la UIMP, Juan Carlos Jiménez, explica que cuanto más generalista es un curso menos atractivo resulta. 'Siempre nos sorprende el éxito que tienen los cursos muy especializados. Organizas un curso bien perfilado, que sólo interesa a 300 especialistas, y allí van todos como uno solo. Sin embargo, a otros cursos que parecen interesantes para cualquier persona no va nadie', cuenta Jiménez.

Algunos de los platos fuertes de la UIMP son la biomedicina, las humanidades y, desde hace unos años, la formación de profesores de todos los niveles educativos. Los profesores suponen la quinta parte del alumnado de la UIM, un 70% del cual son titulados universitarios.

La principal explicación al crecimiento exponencial de las universidades de verano en los últimos 10 años hay que buscarla en la posibilidad de convalidar horas de clase en vacaciones por créditos. Algunas universidades tienen dificultades para ofrecer durante el invierno a sus alumnos asignaturas suficientes para cubrir los créditos de libre configuración (entre el 10% y el 15% del total). La posibilidad de convalidar estos créditos por seminarios y talleres de verano ha multiplicado el atractivo de los cursos para los estudiantes.

Los programadores de las universidades de verano se suelen quejar de que el interés de los cazacréditos por las clases es menor que el de los cursillistas tradicionales, movidos por el afán de aprender, y añaden que esto repercute en una menor participación en las clases. La mayoría de centros controla la asistencia para evitar que los alumnos se matriculen únicamente por sumar créditos y alguna universidad estudia la posibilidad de realizar una prueba escrita al término de algunos cursos.

Frente a este tipo de control hay quien defiende, como el director de los cursos de la Complutense en El Escorial, Alberto Portera, 'la deportividad de los cursillistas'. Portera, que considera 'participantes' a los alumnos y 'expertos' a los profesores, opina que el principal atractivo de los cursos sigue siendo la posibilidad de aprender de quienes más saben en un ambiente desenfadado. 'Los cursos recuperan el placer de aprender de una forma natural, de debatir, y provocan situaciones como que estudiantes de 20 años se tomen un café y charlen relajados con un premio Nobel', explica. 'No hay ninguna falsedad', concluye Portera, para quien los cursos de verano 'dan a España una dimensión académica que no existe en ningún otro país'.

Frente a los presupuestos millonarios y el prestigio de las grandes universidades, las más modestas diseñan sus programas con profesores de sus propios departamentos. Sólo gracias a los contactos y amistades de estos profesores consiguen atraer a veces a premios Nobel y grandes estrellas del mundo acádemico.

El director de los cursos de verano de la Universidad de Cantabria, Eduardo Casas, cree que 'cada universidad debe valorar el esfuerzo humano y económico que quiere hacer'. 'A mí me parece bien que cada una se organice con sus propios medios', dice. Para Casas, la mejor forma de captar alumnos es apostar por el prestigio: 'Es mejor consolidar la calidad de los cursos antes que aumentar su número o abrir nuevas sedes'.

El vicerrector de la UNED José Luis Fernández Marrón coincide con la idea de que 'cada universidad debe aprovechar su propia estructura'. 'No celebramos cursos donde no tenemos sede fija', dice. La UNED tiene 10 sedes de verano, dos de ellas en el extranjero (Ginebra y Lisboa).

Guía para localizar el curso deseado

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_