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Aprender a 'desescribir'

La fiebre de los mensajes cortos en móviles sorprende a las compañías y preocupa a los educadores

Pablo Ximénez de Sandoval

La imagen social de la telefonía móvil empezó siendo la de un típico hombre de negocios hablando distraídamente mientras caminaba por la calle con paso seguro. Ese estereotipo es hoy el de un chaval de 14 años sentado en la boca del metro. Y no hablando, sino mirando la pantalla y apretando botones. El uso masivo de los mensajes cortos entre los adolescentes ya no es una anécdota, sino un fenómeno social sobre el que empiezan a posarse muchas miradas. Para las compañías de telefonía móvil, es un mercado para el que no estaban preparadas y en el que se han visto obligadas a competir con lo puesto. Para los educadores, esta moda es un serio motivo de preocupación por el peligro que supone de merma en la capacidad de expresión de unos adolescentes que crecen escribiendo más en el móvil que en papel.

'Los jóvenes nos están enseñando para qué sirve nuestro propio producto' dicen en Movistar

La partícula porque es hoy el vocablo más maltratado del diccionario. Junto y separado -x q y xq-, son abreviaturas obvias para cualquier adolescente, pero inadmisibles desde el punto de vista académico. Es el ejemplo más extendido de la tendencia a eliminar cualquier vocal que se pueda intuir, como en el hy pso d sa (hoy paso de salir), que acaba de mandar Jorge Ferreiro, de 16 años, que se gasta 4.000 de las 5.000 pesetas de su paga mensual sólo en mensajes.

Ángel Cervera, profesor de Filología Hispánica de la Universidad Complutense de Madrid, especialista en español coloquial, ofrece una explicación académica: 'Una expresión locutiva o analítica queda reducida a una expresión aconsonantada. En inglés no se nota tanto, su propia sonoridad lo pide, pero en español la vocal es el centro de la palabra. Las palabras se nuclearizan en torno al sonido y a la musicalidad de las vocales, que son el centro de las sílabas. En español, quitar las vocales es criminal'.

Abreviaturas en exámenes

Más en contacto con adolescentes, Concha Martín, profesora de Lengua en el instituto Fortuny de Madrid, ve con preocupación el creciente aumento de abreviaturas como xq o xa (para) en los exámenes. 'Me lo encuentro cada vez más. En mi asignatura es inadmisible, y baja puntos. A mí no me parece mal que escriban con su propio código, siempre han tratado de distinguirse de alguna manera. Lo importante es que aprendan a diferenciar un medio de otro. Que lo que vale para el móvil no vale para hablar, y la jerga que hablan no vale para escribir'.N se q t abre echo pro t mosqeo n s normal (no sé qué te habré hecho, pero tu mosqueo no es normal), le escriben a Sandra Clemente a la puerta del mismo centro. 'No tengo adicción, sólo estoy todo el día enganchada', matiza. A los 17 años, tiene su récord de gasto en 22.000 pesetas al mes. Se lo permite su trabajo de cajera por las tardes. En términos de marketing, a los clientes de entre 14 y 18 años ya se les llama heavy users (usuarios intensivos) del móvil. José Carlos González, gerente de servicios de voz y mensajería de Telefónica Móviles, reconoce que las compañías no habían previsto el éxito del SMS: 'Cuando empezaron los móviles actuales, en 1995, este servicio ya estaba incorporado, pero nadie lo usaba. Ha sido este año cuando la explosión de los mensajes nos ha sorprendido hasta a los propios operadores'. Los mensajes gestionados por Movistar eran 15 millones en 1997. En 1999 la cifra creció correlativa a la extensión del nuevo aparato, cuando dejó de ser cosa de élites: 539 millones de mensajes. Pero fue el año pasado cuando el móvil llegó a los adolescentes, y éstos dictaron un veredicto insospechado: en 2000 pasaron por el servidor de Movistar 2.276 millones de mensajes cortos. El primer trimestre de este año las cifras ya han aumentado en un 215%. Inmediatamente los cerebros de las compañías han tratado de dar respuesta comercial al fenómeno. Como explica González, 'los jóvenes nos están enseñando para qué sirve y cómo se utiliza nuestro propio producto'. En Movistar han puesto en marcha una oferta de charla con mensajes anunciado con el lema chtea x 15ptas/mensa dsd cualq Movistar. Algo parecido se mueve en Airtel, cuyo servicio Qtal! ofrece mensajes baratos entre el grupo de amigos. Fernando Alemán, jefe del producto, explica que están intentando ampliar la franja de los heavy users hasta los 25 años. 'Aunque son muy distintos de los de 14, los valores de grupo y de la amistad son iguales para los dos. Se han creado unidades de negocio solamente para jóvenes. Ahora mismo nuestro objetivo es ese chaval que va formando su grupo, su personalidad, y necesita estar en contacto el día entero'.

Pero hay una parte de los adolescentes que no ha crecido con el móvil, el nuevo código les ha pillado mayores. El primer efecto ha sido económico. Cuando se lo regalaron a Liliana Neri, de 18 años, el pasado junio, las 11.000 pesetas de la oferta debían durarle hasta septiembre. 'En un mes ya me las había gastado. Entonces mi padre dijo que pasaba de pagármelo'. Ahora se gasta casi 3.000 pesetas al mes de una paga de 5.000 que antes dedicaba íntegra a divertirse.

La segunda consecuencia afecta a su formación: 'Escribía mejor en la EGB, cuando me enseñaron la ortografía, que ahora', reconoce Irene Alonso, de 17 años, a punto de examinarse de selectividad. 'Antes tenía menos dudas. Nunca pensé que dudaría entre poner y o poner ll, o comerme haches por todas partes. Eso es de hacerlo en el móvil constantemente, luego vas a escribir normal en un examen y cuesta adaptarse. Lo asumes como la forma normal de escribir'. Los mensajes almacenados en su móvil giran sobre el gran tema de 2º de bachillerato, la inminente selectividad: 'bien pos yo yamare oy pra ver k pasa con BA aora stoy n clas bueno n sept t lo sacas pati' (bueno, pues yo llamaré para ver qué pasa con Bellas Artes. Ahora estoy en clase. Bueno, en septiembre te lo sacas, Pati).

Su profesor de Lengua en el instituto Príncipe Felipe de Madrid, Julio Cabria, ve un problema añadido al de las abreviaturas: 'Lo que hemos observado es que cada vez les cuesta más conjugar formas complejas de los verbos. El subjuntivo prácticamente no se ve en los exámenes. En los mensajes todo es en presente, rápido, todo muy inmediato; no se usan tiempos pretéritos ni apenas futuros. Así que todo es 'estoy, soy, sé, veo'. Pero cuando hay que poner formas como 'si hubiera estado', por ejemplo, ya es un mundo para muchos alumnos', explica Cabria.

Necesidad de especialistas

El problema no es sólo del castellano. Cualquier idioma puede sufrir las apreturas de la pequeña pantalla a las que tan bien se presta la sonoridad del inglés, de forma que más de un sencillo ezin naiz geratubihar ikusiko elkar (no puedo quedar mañana, nos vemos, en euskera) se queda muchas veces en zinaz grtu bihar iksko elkar. En catalán, h prdut l bus n rribo puede valer perfectamente por he perdut el bus, no arribo.'Tarde o temprano', concluye Cervera, 'van a hacer falta especialistas en el fenómeno y simposios. Las consecuencias de las nuevas tecnologías para el idioma, aparte de los anglicismos, son todavía impredecibles. Si se adopta una postura demasiado transigente, veremos variantes de las palabras en el diccionario de la RAE surgidas en el móvil. Al lado de la escritura normal de las palabras pondrá la forma de móvil o la forma de Internet como alternativas'.

Jóvenes pendientes del teléfono móvil, el viernes por la tarde en Madrid.
Jóvenes pendientes del teléfono móvil, el viernes por la tarde en Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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