_
_
_
_
Reportaje:

Las dietas elevan 18 veces el riesgo de anorexia

En España se registran 6.000 casos nuevos de trastornos alimenticios cada año

Patricia Ortega Dolz

Su destino estaba escrito en un papel. Ponía: 'Lunes, café con leche (desnatada) y una rebanada de pan con mantequilla (sin mermelada) para el desayuno; filete de pechuga de pollo a la plancha con 200 gramos de verdura cocida en la comida...'. Era una inofensiva dieta más, y el primer recuerdo de un fragmento de vida deshecho. Arantxa Gil, una catalana de 28 años afincada en Menorca, es, al igual que Lucía, Mercedes y una incontable lista de nombres, una protagonista más de una historia de ayunos y atracones, de soledad y desesperación.

Unos 120 expertos españoles, reunidos en un congreso celebrado en Sevilla recientemente, y los últimos estudios realizados sobre trastornos de la conducta alimentaria sostienen un dato escalofriante: hacer una dieta rigurosa aumenta 18 veces las posibilidades de sufrir anorexia o bulimia. En España cada año, y según las mismas fuentes, 6.000 nuevos jóvenes arruinan parte de sus vidas presas de una obsesión: no engordar.

'Detrás de la anorexia, de la bulimia y de las múltiples variantes de trastornos del comportamiento alimentario hay una dieta. Hoy podemos decir que es el principal factor de riesgo de estas enfermedades', explica Jusep Toro, psiquiatra que dirige la unidad de anorexia y bulimia en el Clínico de Barcelona, que atiende 150 casos nuevos anualmente.

Los recientes informes muestran que cada año de enfermedad eleva un 1% las posibilidades de morir. Una chica como Arantxa que ha convivido con la enfermedad 12 años tiene un 12% más de posibilidades que cualquier joven de morir por las patologías asociadas al trastorno. Las cicatrices de sus muñecas lo atestiguan; Arantxa tiene en su haber cuatro intentos de suicidio. La mortalidad de la anorexia se encuentra entre el 5% y el 10% de los casos. Algunos expertos sugieren, aún a falta de registro, que puede ser la segunda causa de muerte entre los jóvenes tras los accidentes de tráfico.

Los estudios recientes revelan que en España casi un 6% de la población joven (unas 350.000 personas) sufre trastornos de la conducta alimentaria. Ya sean variantes de anorexia nerviosa, es decir, rechazan la comida por miedo a engordar; o episodios bulímicos más o menos agudos, o sea, comen vorazmente y después se provocan vómitos, ayunan o realizan ejercicio excesivo para compensar.

'Tenía 16 años', recuerda Arantxa, 'me encontré una dieta por mi casa y le dije a mi madre que quería hacerla para perder un par de kilos. En sólo 10 días perdí 10 kilos (dos tallas menos) y en cuestión de dos meses apenas comía. Llegué a usar ropa de niño. Escondía la comida y la tiraba, engañaba a mi madre diciéndole que ya había comido, que había picado por ahí... Me pesaba seis veces al día y cuando me decían que estaba muy delgada lo interpretaba como un triunfo y me animaba. Y así, hasta que una mañana perdí el conocimiento en el baño. Después me ingresaron y empezó un peregrinaje médico que ha terminado hace apenas cuatro meses', cuenta ahora casi recuperada.

El misterio que sigue sin resolver es el de por qué Arantxa siguió adelgazando de forma compulsiva, por qué no se detuvo en algún momento, por qué llegó a quemarse con cigarrillos sus propias manos para castigarse por haber comido... La indagación en las causas de esta enfermedad ha consumido y consume gran parte de los esfuerzos de los expertos, y aún hoy sigue siendo una incógnita.

Todos están de acuerdo en que se trata de un enfermedad que cristaliza cuando concurren diversos factores: desde la predisposición genética hasta las condiciones sociales y familiares de la persona.Pero expertos y miembros de asociaciones aseguran que en España ni siquiera hay programas específicos para estas enfermedades en todas las comunidades. 'Familias de Madrid han intentado ingresar a su hija en la unidad del hospital Niño Jesús y no han podido porque estaban copadas las 12 plazas disponibles con chicas de otras provincias. Las clínicas privadas surgen como setas, hacen barbaridades con las chavalas y cobran hasta medio millón de pesetas al mes por paciente. ¿Qué familia puede asumir eso?'. Se pregunta Maricarmen González, de la Asociación Nacional de Afectados por la Anorexia y la Bulimia (Adaner).

Cuando Arantxa salió la primera vez del hospital, hace 12 años, y después de haber estado dos días con una sonda, el médico le dijo: '¡Hala, a engordar un poquito!'. Se fue a casa y empezó con los vómitos. 'Comía y vomitaba, comía y vomitaba. Me compraba laxantes y diuréticos', recuerda. Pasó a ser bulímica y esta faceta, mucho más fácil de disimular, se prolongó mucho más tiempo: 10 años.

Los médicos especialistas aseguran que más de la mitad de las bulímicas han sido anoréxicas previamente. 'Resulta más fácil. Es una forma de engañarte psicológica y físicamente, pero las consecuencias físicas son brutales. Podemos sufrir roturas de esófago y estómago', dice Lucía, otra joven de 29 años que sigue tratamiento en la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB) tras sufrir anorexia y bulimia.

La continuación del relato de Arantxa es estremecedora: 'Vomitaba seis veces al día. Tenía 23 años y vivía en Barcelona mientras estudiaba Trabajo Social. Estaba fatal. Ya no iba a clase. Me gastaba 4.000 pesetas al día en comida. Cuando mis padres dejaron de darme tanto, empecé a comprar pasta para hacerme enormes cazuelas de macarrones que devoraba en cuestión de minutos y que vomitaba un rato después, cuando ya me había preparado la comida para el siguiente atracón. Al final, fui al Clínico, pero no había camas y me derivaron al hospital de Bellvitge. Después de dos años de terapia cognitivo-conductual en la que te dicen todo lo que tienes que hacer (dejar los cubiertos en la mesa después de cada bocado, no hablar de comida durante el almuerzo, no ver la tele...). Pero, cuando has controlado tu ritmo alimentario, eres adicta a los tranquilizantes y te das cuenta de que tus problemas no están resueltos, y entonces qué'.

'Entonces, psicólogos y terapeutas que indaguen en el trasfondo emocional y que convenzan a las chicas de que no son enfermas crónicas [los tratamientos duran una media de cuatro años, pero el 30% de las anorexias y el 10% de las bulimias cronifican]', dice Isabel Rodríguez, psicóloga y voluntaria de una de las agrupaciones.

Rosa Calvo, psicóloga del servicio de psiquiatría de La Paz, ahonda en esta tesis: 'Un tratamiento de verdad requiere pocos pacientes porque no basta con vigilarlos, sino que deben aprender a manejar su libertad', asegura.

El trasfondo enigmático que rodea este tipo de conductas es el mismo que envuelve la sensibilidad de la mente. Cuenta como anécdota el doctor Toro que hace años tuvo un chico con anorexia de la cantera del Barcelona, al que su entrenador le dijo que tenía tripa. El chaval fue cuatro días a la consulta y desapareció. Cuando preguntó por él, el médico del club le contó entre risas que el chaval se había encontrado con su ídolo, Johan Cruyff (entonces jugador del Barcelona), que le dijo: 'Como cinco veces al día para soportar este ritmo'. Y nunca volvió a tener problemas con la comida. 'Lo que nosotros habríamos tardado años en solucionar, lo resolvió de un plumazo el comentario de un afamado futbolista', dice Toro.

Arantxa casi ha conseguido controlar sus problemas con la terapia y se sonroja cuando cuenta que su novio es el enfermero que la cuidó cuando trataba de desprenderse de su adicción a los tranquilizantes: 'Él conoció lo peor de mí y, aun así, me quiere', dice.

Al final del congreso, el doctor Toro ofreció su propia receta ante un centenar de afectados y familiares. Su última diapositiva fue un fragmento de una canción de Joaquín Sabina: '... que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentiras, que no te den la razón los espejos, que te aproveche mirar lo que miras'.

Arantxa Gil.
Arantxa Gil.GARCÍA CORDERO

Las tres dianas de la prevención

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_