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Hague proclama que queda sólo una semana para salvar la libra

Blair resalta el europeísmo del Reino Unido

La preeminencia del debate europeo en la campaña ha sido una opción tory que evidencia su escasa confianza en la victoria. Incapaces de cuestionar la gestión del Gobierno laborista, han optado por abrir la espita del antieuropeísmo para movilizar al menos a sus militantes más fieles y reducir la magnitud de una derrota que parece inevitable.

Tony Blair ha recogido el guante del debate europeo, pero no para defenderse, sino para atacar. Ya la semana pasada aprovechó la visceralidad antieuro de la ex primera ministra Margaret Thatcher -'El regreso de la momia', como la definen todos- para reiterar su fe no sólo en la Unión Europea, sino en la moneda única. Siempre y cuando, claro, entrar en el euro sea beneficioso para el país y así lo aprueben los británicos en referéndum.

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Las palabras de Thatcher se han convertido en el lema tory en la recta final de la campaña: salvar la libra. A Hague le queda poco más de una semana 'para salvar la libra', pero seguramente también para salvar su cabeza, ironizan hasta los medios próximos a los conservadores. Éstos han aprovechado el discurso del lunes de Jospin y las palabras de ayer del presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, para renovar sus ataques a la UE. Para el responsable tory de relaciones exteriores, Francis Maude, ambos discursos 'son la prueba de que Europa va en una sola dirección: hacia el superestado europeo'. 'Los británicos no quieren un impuesto europeo, no quieren una moneda europea, no quieren un superestado europeo. No quieren dar la espalda a Europa, pero tampoco ser gobernados por Europa', añadió.

Su jefe de filas, Hague, tuvo que moderar el discurso antieuropeo para aclarar que el Reino Unido no debería abandonar la UE a pesar de su desapego hacia el euro. 'La prosperidad del país sigue estando en sus conexiones europeas, pero no en la moneda única', afirmó. Blair les ha vuelto a contestar a la ofensiva: sin temor a los cánticos de Jospin a una federación de Estados-nación, aunque con abierto rechazo a sus llamamientos a la armonización fiscal y a más Europa social. El Reino Unido, defendió Blair, no ha de rehuir el debate, sino impregnarlo de la visión que los británicos tienen de Europa.

Confortados por los sondeos, los laboristas se regocijan porque sus rivales no logran poner en cuestión su gestión al frente del Gobierno, pese a la fiebre aftosa, el desastre de los ferrocarriles o el colapso de la sanidad y la enseñanza. Blair parece haber hecho calar el mensaje de que ésas serán las asignaturas que deberán abordar los laboristas si los votantes les dan un segundo mandato.

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La mayor amenaza que afrontan es precisamente la euforia. Como la que no pudo disimular anteanoche Alastair Campbell, portavoz de Blair, que llegó a afirmar que las elecciones 'están en el bote'. Las encuestas, a nueve días de la votación, les dan hasta 25 puntos de ventaja con entre el 45% y el 55% de los votos, muy por encima de los conservadores (entre el 30% y el 32%) y de los liberales-demócratas (entre el 11% y el 17%). Los sondeos más favorables a los laboristas elevan hasta 240 escaños su actual ventaja de 179 sobre los tories.

Blair, ayer en un encuentro de empresarios en Londres.
Blair, ayer en un encuentro de empresarios en Londres.REUTERS

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