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Aznar y Chrétien zanjan el conflicto pesquero entre España y Canadá

Ambos Gobiernos se comprometen a tener "relaciones armoniosas"

Las disputas en materia de pesca deben defenderse "de forma apropiada" y siempre sobre la base de que los países se reconozcan mutuamente la capacidad de supervisar que los buques que llevan su pabellón cumplen las normas de conservación de las especies, defendió Aznar, aludiendo a la conducta de Ottawa que, en 1995, provocaron un serio conflicto al abordar un pesquero español, el Estai, en aguas internacionales con el pretexto de que faenaba ilegalmente.

La llamada guerra del fletán negro, una variedad de lenguado, que se desató a raíz de aquel incidente, quedó formalmente cerrada pocos meses después, cuando la Unión Europea y Canadá firmaron un acuerdo de pesca que dejó profundamente insatisfechos a los armadores gallegos. Pero aquella extralimitación canadiense en materia de soberanía ha seguido pesando sobre las relaciones entre Madrid y Ottawa, y ello explica que los respectivos ministros de Exteriores, Josep Piqué y John Manley, se reunieran el pasado 23 de mayo en Bruselas para consolidar la resolución del conflicto.

Piqué y Manley sentaron el compromiso, reiterado ayer por Aznar y Chrétien, de "cooperar con el propósito de alcanzar unas relaciones pesqueras armoniosas" basadas en el principio de que "los recursos deben explotarse de forma sostenible". Con ese objeto, los dos países mantendrán un sistema de estrechas consultas en el marco de normas como la Convención de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar de 1982 o el Acuerdo de Nueva York sobre conservación y ordenación de poblaciones de peces transnacionales.

El Estai sigue teniendo, sin embargo, diligencias judiciales pendientes en Canadá. Aznar se encargó de precisar ayer que "las partes mantienen sus posiciones desde el punto de vista jurídico", pese al clima de acuerdo, que, según Chrétien, impedirá "nuevos incidentes graves".

Por lo demás, esta visita de cortesía que concluye hoy, tras una estancia apenas más larga que el tiempo que el presidente español ha necesitado para cruzar de ida y vuelta el Atlántico, se desarrolla entre declaraciones genéricas de satisfacción mutua por el estado de las relaciones bilaterales y por el hecho de que "Canadá y España sean las dos economías más abiertas del mundo". En ausencia de su esposa, Ana Botella, que a última hora decidió no viajar a Ottawa "por razones familiares", Aznar persigue, además, el objetivo declarado de extender las relaciones económicas a sectores de futuro. En ese sentido, se orienta la visita que hará hoy al David Florida Laboratory de la Agencia Espacial Canadiense, un organismo que ya ha cooperado con CASA y que tiene proyectos para Hispasat en los que podría colaborar la consultora española Sener.

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