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60ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Carmiña, una mujer generosa y muy querida

La exposición Lo raro que es vivir confirma lo que todo el mundo sabe: que Carmen Martín Gaite fue una mujer muy querida, intensamente trabajadora y generosa.

En los años cincuenta, Carmen dejó Salamanca y se instaló en Madrid, donde formó parte de un grupo de amigos unidos por la literatura. Eran veinteañeros que, como dijo Ignacio Aldecoa, 'estaban esperando el porvenir'. Muchos años después, Martín Gaite escribió un libro sobre Aldecoa y rindiéndole homenaje lo tituló Esperando el porvenir. Fueron años inolvidables. Aldecoa le regaló, hacia 1960, un collage con grabados de ardillas y topos y una leyenda autógrafa de sentido muy crítico.

Hay en la exposición muchos dibujos dedicados a Carmiña; por ejemplo, uno de Francisco Nieva, con la dedicatoria: 'Carmen, caramillo, caramel, bel rabel, blanca y negra, como Isabel'. Otro de Juan Benet: 'Para Calila de Juan, a los 20 años de haber sido ejecutado (el dibujo). J.'. O un collage de José Luis Borau: 'Gaitera en las nubes, bajo una lluvia de oro con testigos inquietantes'.

Más información
Carmen Martín Gaite, su obra y su mundo

También hay dibujos de Rafael Sánchez Ferlosio, que regaló su mujer, y dos retratos que le hizo.

Manuscritos

La exposición recorre minuciosamente la obra de Martín Gaite: desde el manuscrito de un ensayo sobre Juan Benet a otro para un prólogo de Tormenta de verano, de Juan García Hortelano.

La letra pulcra de la escritora puede apreciarse en los diez cuadernos en los que se fracciona el proceso de escritura de Nubosidad variable. O en los diez cuadernos en los que se muestran las diversas fases de la redacción de La reina de las nieves. También en el manuscrito para la preparación de Caperucita en Manhattan y el texto original mecanografiado, así como los dibujos originales con que se ilustró la novela.

La pintura fue uno de los placeres casi secretos que cultivó durante toda su vida la escritora. Le encantaba dibujar y hacer collages, y sus ilustraciones tienen un encanto naïf.

Además de manuscritos y primeras ediciones, en la exposición pueden apreciarse también sus colaboraciones en prensa o su importante trabajo de traducción: los cuadernos con la traducción de Jane Eyre, de Charlotte Brontë, o los de Cumbres borrascosas, de Emily Brontë. Y también hay cartas, de Juan Benet, de Álvaro Pombo o de Miguel Delibes.

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