Duisenberg se niega a facilitar euros antes de fin de año como le pide la Eurocámara

'La política del BCE es la adecuada para que se pueda mantener una estabilidad de precios en la zona euro a medio plazo', aseguró Duisenberg. Para el funcionario holandés, todos los indicadores económicos, incluidos los salarios, apuntan a que la zona euro ha superado ya los peores momentos de inflación. Con ese mensaje, y aunque obviamente no se refirió a ello en ningún momento, no es descartable que el BCE se plantee en breve una nueva bajada de los tipos de interés.

Precisamente la comparecencia del presidente del BCE fue dedicada en buena parte a justificar su decisión de bajar el mes pasado 0,25 puntos el precio del dinero hasta situarlo en el 4,5% 'porque no existían riesgos para la estabilidad de los precios'.

Unas horas después de anunciar esta bajada, se difundieron las tasas de inflación en la zona euro, con unos datos más pesimistas que los previstos inicialmente. Duisenberg argumentó ayer que los precios subieron por dos factores coyunturales, como el alza del crudo de los meses anteriores o las consecuencias de las vacas locas y la fiebre aftosa, si bien sus efectos se dejarán de sentir en los próximos meses.

Pese a todo, y ante las críticas de los eurodiputados por la política del BCE de no bajar más los tipos de interés, el presidente del banco europeo insistió, una vez más, en que el Banco Central Europeo seguirá teniendo como 'objetivo primordial' la contención de los precios.

Uno de los eurodiputados recordó que el presidente del Eurogrupo (organismo que agrupa a los doce ministros de Finanzas de la zona euro), el belga Didier Reynders, ha reclamado en varias ocasiones esa bajada de tipos, y sobre todo durante el Consejo de Ministros de Finanzas de la UE celebrado en abril en Malmoe (Suecia). 'Todavía no se sabe muy bien en qué medida el presidente del Eurogrupo puede hablar en nombre de sus colegas, pero ése es su problema, no el mío', respondió Duisenberg entre las risas de los eurodiputados.

El humor del presidente

Wim Duisenberg es, probablemente, uno de los personajes más criticados y peor tratados cada vez que asoma por el Parlamento Europeo. Durante su comparecencia de ayer, varios eurodiputados pusieron más que en duda su política, le preguntaron si no sería mejor paralizar al introducción del euro antes que asumir un gran fracaso y llegaron a inquirirle quién se responsabilizará de la probable aparición de monedas falsas por el Continente. '¡Es su moneda. No es mi moneda', llegó a responder el holandés con evidente mal humor.

Parte del mal tono de ayer de los parlamentarios se debió a que Duisenberg volvió a negarse en redondo a adelantar la distribución de monedas para que los pequeños mercados dispongan de cambios desde el primer día de 2002. 'No existen elementos nuevos que justifiquen una nueva reflexión sobre este tema', respondió seco el presidente del BCE. El eurodiputado holandés Jules Maaten llegó a calificar de 'cabezonería' la actitud de Duisenberg.

También tuvo que escuchar varias intervenciones sobre el riesgo de que los comerciantes redondeen al alza los precios a raíz de la permanente utilización de decimales cuando entre en vigor la moneda única. 'Hay que alertar al público para que sea activo', respondió, 'para que levanten su voz y reaccionen'.

En otro momento, Duisenberg anunció que, a mediados del mes pasado, ya estaban fabricados casi el 70% de los billetes que serán necesarios para poner en circulación el euro y que hay planes muy concretos para resolver los problemas logísticos.