La presidenta más cuestionada
La mayoría de los grupos de la oposición cree que Luisa Fernanda Rudi entorpece el trabajo parlamentario y favorece al Gobierno
Desde el 5 de abril de 2000, en que Luisa Fernanda Rudi fue nombrada presidenta del Congreso, hasta hoy, jamás en 24 años de Parlamento democrático el titular de este cargo había concitado en tan poco tiempo tantas críticas desde los grupos de la oposición. Todos los partidos consultados, a excepción de CiU, coinciden en denunciar que la presidenta incurre en decisiones partidistas durante los debates, frena la actividad parlamentaria e impide la comparecencia ante los parlamentarios de determinados cargos vinculados al Gobierno.
Lo peor, según el PSOE, no es que Luisa Fernanda Rudi, el 22 de noviembre de 2000, en su discurso ante el Rey, se refiriese al fallido golpe de Estado del 23-F como 'grave enfrentamiento entre patriotas'.
En el año de Rudi, el PSOE ha presentado 155 recursos de amparo. En los cuatro de Trillo, 172
Lo peor tampoco es que en el viaje de una delegación parlamentaria a México el 25 de marzo regañara a los diputados de todos los grupos porque prefirieron escuchar a los comandantes zapatistas en el Parlamento mexicano en vez de acompañarla a una recepción con el presidente del Senado.
Ni siquiera lo que ocurrió tras el asesinato de Ernest Lluch es lo peor, por muy ilustrativo que sea de la 'rigidez' de su conducta. 'Como había muchos diputados que querían asistir al entierro en Barcelona', señala la parlamentaria socialista María Teresa Fernández de la Vega, 'le pedimos a la presidenta que hablase con Iberia o con el Ministerio de Defensa a ver si se podía fletar un avión. No hubo manera de convencerla. Tuvimos que llamar a Federico Trillo, como ministro de Defensa, y pedírselo. Él nos dijo que, por su parte, encantado de ayudar, que además hay aviones que necesitan hacer horas de vuelo. Pero nos dijo que el único problema es que se lo tenía que solicitar la presidenta del Congreso. Al final tuvo que ir Trillo a hablar con ella para que ella se lo pidiera'.
Lo peor para el PSOE es que, en la forma de conducir la actividad del Congreso, la presidenta -que contó con todos los votos de los socialistas, entre otras cosas, 'por ser la primera mujer que accedía al cargo'- comete 'arbitrariedades enormes' que, según los grupos parlamentarios del PSOE, IU, PNV y los diputados del BNG, en el Grupo Mixto, siempre benefician al equipo del Gobierno.
Como ejemplo, el Grupo Socialista aporta un dato: en los 13 meses de legislatura con Rudi han presentado 155 recursos de amparo ante la Mesa del Congreso.
'Eso significa', explica Fernández de la Vega, 'que en al menos 155 ocasiones el Gobierno no ha respondido a nuestras preguntas. Y la Mesa -en este caso, la presidenta- es la que debe exigir que el Gobierno atienda las llamadas del Parlamento; si no defiende al diputado, deja de atender una responsabilidad constitucional'.
Esos 155 recursos presentados en 13 meses contrastan con los 172 que presentó el Grupo Socialista durante los cuatro años en que Trillo presidió el Congreso. 'Trillo, a pesar de sus muchas jugarretas', señala la diputada socialista, 'solía llamar personalmente o escribir a los diputados cuando se les rechazaba alguna pregunta o propuesta'.
Lo más grave, para el PSOE, es que la presidenta, desde su puesto institucional, favorece al Gobierno al impedir determinadas comparecencias solicitadas por la oposición, como la del presidente del Consejo General del Poder Judicial, Javier Delgado, para explicar la opinión de este órgano sobre el indulto concedido por el Gobierno a Javier Gómez de Liaño; la del fiscal jefe antidroga, José Ramón López Fando, para hablar del incremento del narcotráfico, y la comparecencia del fiscal anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, para comentar el blanqueo de capitales.
Por esas tres denegaciones, el PSOE ha recurrido al Tribunal Constitucional para que arbitre.
Fuentes próximas a la presidenta indicaron: 'Si Rudi no ha respondido durante todos estos meses a las críticas es porque tiene una visión institucional de su cargo. Pero vayamos por partes: en los tres recursos ante el Constitucional, lo que se hizo fue lo que suele ser la práctica de la presidenta: pedir a los servicios jurídicos de la Cámara que emitan un informe con precedentes parlamentarios. Y no había ningún precedente. ¿Se le puede achacar a la presidenta rigor? Sí. ¿Parcialidad o sectarismo? Jamás. Y hasta el punto de que el PP ha sido de los grupos más activos a la hora de protestar decisiones de Rudi. Además, la primera vez que la presidenta obligó a rectificar a un diputado fue cuando Rodrigo Rato dijo que Zapatero faltaba a la verdad'.
'En cuanto al control de los debates', continúa la misma fuente, cercana a la presidenta, 'es preciso comprender que el debate del control al Gobierno, el de los miércoles, es el más rápido y más medido. Casi siempre todos agotan su tiempo. Y se les corta. Lo mismo a los preguntantes que a los ministros y al presidente. Eso no gusta a la oposición, porque el Gobierno cierra el debate. Sin embargo, el otro día nos comentaba Gregorio Peces-Barba que le encantaba que se condujera los debates con este rigor, porque si no se te iban de las manos. Se producen tantas alusiones personales... Y las prescripciones reglamentarias de intervenir por alusiones están muy constreñidas, porque te puedes cargar el debate. Siempre alguien puede decir: 'Oiga, es que lo mío es más...'. Pero échale hilo a ese cometa'.
En efecto, el problema de las alusiones personales ha provocado numerosas críticas a la presidenta. El 25 de abril, los grupos parlamentarios del PSOE, CiU, IU, PNV y Grupo Mixto firmaron un escrito en el que denunciaban lo siguiente: 'En el trámite de preguntas orales, el ministro de Medio Ambiente, señor Jaume Matas, saliéndose claramente de la cuestión, ha utilizado su turno de respuesta para injuriar gravemente al diputado socialista señor Moragues, sin que la presidencia haya accedido a otorgar el amparo solicitado por la portavoz de su grupo, sino que, antes bien, ha procedido de nuevo a dar la palabra al ministro. Estos hechos sin precedentes en esta Cámara, ligados a los reiterados incidentes que se vienen produciendo con los grupos de la oposición en lo que en la denegación de amparo a los diputados se refiere, requieren una inmediata reparación'.
'Esta semana', explica la diputada socialista Teresa Cunillera, 'ocurrió un caso semejante. Fue durante la pregunta que nuestro compañero Ángel Martínez San Juan le hacía al ministro Matas. El diputado del PP Rafael Hernando no dejaba de insultar a Martínez San Juan, llamándole '¡miserable, miserable!'. Yo le advertí a Hernando: 'Que te estoy oyendo'. Y entonces siguió diciendo 'miserable', pero aún más fuerte. Fui a la presidenta y le dije: 'No puede ser que hace tiempo me dijeras que oíste cómo se le llamaba a Matas payaso y ahora no hayas oído lo de miserable'.
El portavoz de IU, Felipe Alcaraz, cree que hay 'terminales de La Moncloa y del Grupo Parlamentario del PP' que influyen en exceso en la presidenta. 'Rudi no puede convertir el Congreso en una oficina de La Moncloa. Es excesivamente dura a la hora de calificar las iniciativas de la oposición. Demasiadas veces rechaza a trámite, en términos absolutos, preguntas sin permitir la posibilidad de corregirlas para volver a presentarlas'.
'Demasiado a menudo', añade Presentación Urán, diputada de Izquierda Unida y uno de los nueve miembros de la Mesa, 'se obliga a los diputados a que se reformulen sus preguntas y proposiciones. Con lo cual las preguntas pierden efectividad y actualidad'.
La diputada del PNV Margarita Uría señala que muchos de los problemas pueden venir ocasionados por el carácter de la presidenta. 'Le falta mano izquierda. Si yo conociera a Luisa Fernanda Rudi trabajando en una compañía privada, le diría que sonriera un poco, y asunto concluido. Pero, al ocupar el puesto que ocupa, ocasiona problemas importantes en la vida parlamentaria. En la Comisión de Sanidad me llamaron etarra. Pedí amparo al presidente de la comisión, y no me lo concedió. Lo hice ante la presidenta del Congreso, y tampoco. Trillo cuidaba mucho de que esos insultos no se produjeran. La diferencia es que en la anterior legislatura pedía amparo de la Mesa porque los ministros nos negaban ciertos documentos. Ahora pido amparo a la Mesa porque la propia Mesa rechaza preguntas y propuestas'.
El diputado de CiU Josep López de Lerma, quien ha sido miembro de la Mesa en las tres últimas legislaturas, no comparte la opinión del resto de los grupos consultados: 'Rudi es muy autoexigente, rigurosa y de gran austeridad. No es habitual que el presidente del Congreso almuerce en el comedor donde el resto de los diputados, periodistas e invitados. Aparte de eso, estudia muy al detalle los temas..., quizás por eso se produce cierta lentitud en la toma de algunas decisiones. Pero, a pesar de todas las críticas, creo que tiene un perfil institucional muy acusado, nada partidista. Hasta donde alcanza mi memoria, y alcanza hasta Landelino Lavilla, es el único presidente que ha votado en contra de un recurso presentado por el grupo parlamentario al cual ha pertenecido. Era un recurso sobre la admisión a trámite de unas comparecencias de antiguos miembros del Gobierno socialista'.
En cuanto a la excesiva rigidez a la hora de admitir las preguntas de los grupos, López de Lerma señala: 'La presidenta intenta no sentar doctrina y usar los precedentes para que la Mesa tenga una línea de continuidad en sus decisiones, de coherencia en el tiempo. Es cierto eso de que es muy rigurosa. Pero el rigor es bueno y merece ser aplicado en la vida política'.
'¡Qué asco me das!'
Los grupos parlamentarios de la oposición consultados por este periódico, a excepción de CiU, convienen en señalar que una de las 'mayores injusticias', consentidas por la presidenta del Congreso fue la que sufrió el diputado del Bloque Nacionalista Gallego (BNG) Carlos Ay-meriz en el debate sobre los trabajadores de Sintel, el pasado 16 de abril.'Cuando yo ya me estaba bajando de la tribuna oí que un diputado, desde las filas del PP, decía: '¡Qué asco me das!'. ¡Lo oyó todo el mundo! Las taquígrafas también, porque aparece en el diario de sesiones. Cuando me volví hacia la presidenta para solicitar su amparo me contestó: 'Déjense de debates entre ustedes'. Pedimos después amparo por escrito a la presidencia y nos lo denegaron contestando que no se podía averiguar quién había sido. Cuando el propio reglamento de la Cámara señala cómo han de investigarse estos casos y había testigos que se ofrecían a declarar'.
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