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Un estudio revela que la cifra de fumadores permanece estable pese a las campañas

El aumento del consumo del tabaco entre las mujeres compensa el descenso entre los hombres

Según las últimas estadísticas oficiales, fuma un 36% de la población española, apenas un punto menos que diez años antes. Las distancias por género se están acortando. Si en 1987 eran adictos al tabaco el 54% de los hombres y el 22% de mujeres, diez años después, la proporción es de 45% y 27%.

Los autores de la investigación, Amkee Ahn, de FEDEA, y José Alberto Molina, profesor de la facultad de Económicas de la Universidad de Zaragoza, han comparado los datos de las Encuestas Nacionales de Salud entre 1987 y 1997, los últimos datos oficiales disponibles.

Dos han sido los resultados más sobresalientes. De un lado la escasa variabilidad en el número de fumadores en una década, que hay que interpretar 'en la fuerte adicción que provoca la nicotina', explica Molina. 'Es muy difícil dejar de fumar', subraya. 'Además hay que pensar que las campañas antitabaco o las restricciones no tuvieron el éxito previsto'. El segundo fenómeno es la feminización progresiva del tabaquismo, 'derivada de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo', interpreta Molina.

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El tramo de edad que mantiene las tasas de tabaquismo casi inamovibles se sitúa entre los 30 y los 45 años. Porque, según los investigadores de FEDEA, los más jóvenes se retraen algo más en iniciar el hábito -aunque fuma un 30%- y los mayores de 60 años están abandonándolo. Especialmente si son varones y con niveles educativos medios o altos. En 1997 ya representaban un 10% menos que una década antes.

Para las mujeres el patrón no vale. Fueron las universitarias nacidas antes de 1960 las pioneras en asumir el cigarrillo, a las que hoy han seguido otras de niveles educativos medio y bajo, recoge el estudio. 'Los altos niveles de consumo de tabaco entre las mujeres con mayores niveles educativos se deben a las elevadas tasas de inicio en el hábito, mientras que los bajos niveles de consumo entre los hombres más educados se deben a sus altas tasas de salida', concluyen los investigadores.

Una larga historia de tabaquismo, que aún no ha cumplido la mujer, ha terminado por quemar al hombre. Pero es cuestión de tiempo. 'El 80% de los ex fumadores son varones', confirma Segismundo Solano, neumólogo del hospital Gregorio Marañon y colaborador en la unidad de Tabaquismo de La Princesa, ambos en Madrid. 'El fumador que viene ya ha adquirido cierta edad, arrastra patología crónica e identifica claramente su tabaquismo con pérdida de salud. La fumadora todavía es joven', advierte.

En el hombre, la edad de inicio en el hábito de fumar incide en la decisión de dejarlo. En las fumadoras todavía no, concluyen Ahn y Molina. Sus resultados revelan que este primer contacto con el cigarrillo se sitúa fundamentalmente entre los 14 y los 20 años, y sostienen que 'una vez que los individuos alcanzan los 20 años sin haber fumado, la probabilidad de convertirse en fumador es insignificante'. De ahí que su mensaje sea claro: 'la prevención es la mejor cura', recomiendan en su estudio, y apuntan que el mejor sistema es la publicidad. Según Molina, 'eso es lo único que llega a los jóvenes'.

El estudio no ha tocado la variable del precio en el hábito tabáquico. 'Hay otras investigaciones que constatan cierta influencia del precio de los cigarrillos sobre el consumo, pero no muy significante', asegura Molina. En el periodo estudiado el precio medio de la cajetilla, ha subido de 102 a 289 pesetas a un promedio del 10,9% anual.

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