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La fuga de Jeffords abre la batalla por el Congreso entre republicanos y demócratas

Legisladores moderados de ambos partidos critican la orientación derechista de Bush

Lo explicó el propio autor del apuro, el senador James Jeffords, que al abandonar el Partido Republicano y convertirse en independiente ha entregado a los demócratas la mayoría en la Cámara alta. Según Jeffords, su actitud tránsfuga está basada en el enfado con el empeño de Bush en imponer la visión más conservadora en asuntos como el aborto, la reducción de impuestos, la financiación pública de organizaciones religiosas, el medio ambiente y la crisis energética, la privatización parcial de la Seguridad Social y el escudo contra misiles. La deserción de Jeffords, dijo la senadora republicana Olimpia Snowe, 'debería llevar al liderazgo republicano a comprender que las voces de los moderados en el partido tienen que ser bienvenidas y respetadas'. Su colega McCain, que le disputó a Bush las primarias presidenciales y sólo fue derrotado por el peso en su contra del ala conservadora republicana, defendió públicamente a Jeffords por 'actuar siempre según su conciencia'. 'La tolerancia de la disidencia es la prueba de la madurez de un partido', dijo McCain. 'Ya va siendo hora', añadió, 'de que el Partido Republicano se haga mayor'.

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Bush, maniatado

El abandono de Jeffords de las filas republicanas devuelve a Washington a una situación habitual en la política estadounidense, aquella en que no coinciden el color político de la Casa Blanca y el Capitolio. A Bush sólo le ha durado cuatro meses la situación ideal de que sus correligionarios republicanos detentaran la mayoría en los dos organismos del Congreso: la Cámara de Representantes y el aún más poderoso Senado. En ese tiempo, Bush, pese a las promesas de gobierno centrista que efectuó al confirmarse su corta derrota sobre Gore, ha impulsado una política marcadamente derechista. Desde el nombramiento del ultra John Ashcroft como fiscal general del Estado a su renuncia al tratado climático de Kioto, pasando por su programa energético favorable a las petroleras y las centrales nucleares, Bush ha gobernado en Washington satisfaciendo exclusivamente a su base más conservadora.

Ahora, el político tejano, que ganó por los pelos los comicios presidenciales de 2000, va a tener que demostrar la veracidad de la voluntad de diálogo, reconciliación y bipartidismo que proclamó al tomar posesión. A eso le invitó ayer Daschle, al declarar que los demócratas están dispuestos a trabajar con la Casa Blanca republicana en un espíritu de 'compromiso que no renuncia a sus principios'. Los demócratas subrayaron que el programa legislativo puesto en marcha o anunciado por Bush está muy lejos de lo que su predecesor, Bill Clinton, llamaba el 'centro vital' de la política estadounidense.

Pero los conservadores parecían no comprenderlo. Bush reafirmó que continuará adelante con su programa, porque es lo que 'quiere el pueblo'. Y lo mismo declaró su correligionario Trent Lott, despojado de su condición de líder de la mayoría del Senado. Entretanto, la prensa conservadora se revolvió contra Jeffords, un 'traidor', según The New York Post; 'un niño grande', según The Wall Street Journal, y 'un Judas de primera categoría', según The National Review.

El senador Jeffords (derecha), junto al presidente George W. Bush cuando éste era gobernador de Tejas.
El senador Jeffords (derecha), junto al presidente George W. Bush cuando éste era gobernador de Tejas.AP

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