_
_
_
_
Reportaje:

Un 'siniestro' con guión, protagonistas y aplausos finales

1.300 efectivos de los servicios de emergencia participan en el simulacro de una catástrofe en la Casa de CampoCuarenta minutos después del suceso, el único afectado era uno de los perros de rescate

Con la voz agitada, sumido en una crisis de locura, el hombre roció con gas las puertas y ventanas del edificio y les prendió fuego. Quería suicidarse. Como pudieron, algunas de las 40 personas que se encontraban en el lugar lograron salir a la calle, pero a otras se les vino el infierno encima.

Los cuatro coches que se hallaban en la acera, incluido un camión, saltaron por los aires. Tras el siniestro, el panorama era desolador: tres muertos y 50 heridos de diversa consideración. Diez personas resultaron ilesas. La explosión provocó el derrumbamiento de todos los pisos de la parte central del inmueble. Sólo quedaron en pie, como dos fantasmas, las dos estructuras laterales.

Entre los 8.000 testigos de la catástrofe no hubo escenas de pánico, no se desató la histeria. Permanecieron en sus asientos del rocódromo de la Casa de Campo contemplando la tragedia. Porque se trataba de una catástrofe con guión, un espectacular simulacro organizado para cerrar las X Jornadas Municipales sobre Catástrofes organizadas por el Ayuntamiento de Madrid.

El simulacro, montado para demostrar la coordinación entre todos los servicios que intervienen en emergencias reales, comenzó a las 12.00. Allí estuvieron, además del Samur-Protección Civil, efectivos del Insalud-061, de la Cruz Roja, del Sercam, del Cuerpo Nacional de Policía, de la Policía Municipal, los Bomberos y las Fuerzas Armadas. En total, un masivo despliegue de 1.300 profesionales, 300 coches y cinco helicópteros que, en apenas una hora y diez minutos, atendieron y trasladaron a los heridos, evacuaron la zona y extinguieron las llamas provocadas por la explosión de gas.

La llamada que alertaba sobre el siniestro llegó al Samur-092 a las 12.05. Rápidamente se desplazaron al lugar dos agentes de la Policía Municipal con sus motocicletas para realizar un primer acordonamiento del área afectada. Una de las motos patinó y el agente dio con sus huesos en el suelo. Nada grave. Se levantó y siguió su tarea.

Unos segundos después comenzó una verdadera procesión. Seis unidades de los Bomberos de Madrid llevaron a cabo los trabajos de extinción y rescate de las víctimas del edificio siniestrado. Y casi de forma simultánea fueron apareciendo las UVI del Samur-092 y del Insalud-061, así como patrullas de la Policía Municipal y del Cuerpo Nacional.

El guión de la catástrofe decía que la situación podría desbordar a los servicios municipales, así que fue necesario solicitar el apoyo de las Fuerzas Armadas. El hospital Gómez Ulla, entonces, se convirtió en el punto de referencia al que fueron trasladadas, a bordo de helicópteros del Servicio de Salvamento y Rescate del Ejército del Aire, las víctimas del terrible siniestro.

Mientras se producía el rescate, a un lado de la pista, un enorme hospital al aire libre surgió de la nada. Tiendas de campaña, camillas y unidades de apoyo convirtieron el escenario en un caos organizado donde lo importante era atender con prontitud a los heridos.

Para sacar a las personas que permanecían atrapadas en el interior del inmueble fue necesario recurrir a la ayuda de los perros especialmente entrenados para rescates. Una de las víctimas pudo volver a ver la luz gracias a los esfuerzos combinados de los bomberos y personal del Samur. En ese momento el reloj marcaba las 12.20 y la catástrofe ya parecía controlada. Las personas que resultaron ilesas recibieron entonces la atención de un grupo de psicólogos especialistas y de trabajadores sociales que ofrecieron realojos provisionales.

Cuarenta minutos después del siniestro, el único herido entre quienes intervinieron en el despliegue era uno de los perros de rescate que minutos antes había localizado a una persona con vida. Agentes de la Unidad Canina de la Policía Municipal y del Servicio Veterinario Municipal de Urgencia y Rescate se hicieron cargo del animal.

Más tarde llegaron al lugar miembros de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía, que colaboraron en la investigación del accidente y en la identificación de los tres cadáveres. También estaba allí el juez de guardia, que ordenó el levantamiento de los cuerpos. Tras ello, entraron en acción los servicios de limpieza del Ayuntamiento.

Tal y como estaba previsto, el ensayo se desarrolló en el tiempo estipulado. La multitud que se agolpaba en el rocódromo alabó la actuación de los profesionales, algunos de los cuales hasta tuvieron tiempo de repartir besos y abrazos entre sus familiares.

El simulacro de ayer se convirtió en todo un espectáculo, y al final, el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, declaró sentirse satisfecho. 'En caso de emergencia, los madrileños podemos estar suficientemente tranquilos de que las cosas van a funcionar', dijo sonriente. El concejal de Salud y Consumo del Ayuntamiento, Simón Viñals, tampocó ahorró elogios a la jornada: 'Se aproxima bastante a la realidad, aunque sin nervios', indicó. 'El día a día nos demuestra que estos entrenamientos tienen su realidad práctica', añadió.

Durante los 70 minutos que duró la operación algunos de los asistentes no dejaron de preguntarse -con tanto despliegue-, qué hubiera pasado si a esa misma hora se hubiera producido un incidente real de las mismas características. La respuesta la dio el concejal Viñals: 'Los más de mil efectivos que estuvieron en el suceso no se encontraban en servicio. A pesar de ello, todos los puestos de Madrid estaban cubiertos'.

En la imagen, tres de las personas que participaron en el simulacro de catástrofe organizado por el Ayuntamiento. El resultado de una ficticia explosión de gas fueron tres <i>muertos</i> y 50 <i>heridos</i>, unos más en su papel que otros.
En la imagen, tres de las personas que participaron en el simulacro de catástrofe organizado por el Ayuntamiento. El resultado de una ficticia explosión de gas fueron tres muertos y 50 heridos, unos más en su papel que otros.LUIS MAGÁN

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_