Los músicos de la Orquesta Sinfónica acusan de trato 'degradante' a su dirección
Críticas por el exceso de contratos temporales
Los músicos de la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) han elevado el tono y no precisamente con sus instrumentos. Ayer cambiaron los escenarios y las actuaciones por una sala de hotel y una rueda de prensa en la que criticaron el trato 'degradante' que dicen recibir por parte tanto del director general de la entidad, Germán Ormazabal, como de su director artístico, Gilbert Varga.
A través del comité de empresa de la orquesta, los músicos dijeron que Varga tiene un comportamiento 'irascible y desequilibrado' con los intérpretes, 'pasando de la lisonja a la agresión verbal'.
No se quedaron ahí. Los integrantes de la primera orquesta vasca aseguraron que el director artístico 'utiliza el acoso psicológico, escudándose en la mejora del nivel artístico', cuando, a su juicio, 'la verdad es que con él la orquesta toca agarrotada, con miedo y angustiada', por lo que exigieron ser 'tratados con respeto' y 'valorados profesionalmente'.Así las cosas, uno de los músicos de la Sinfónica relató su experiencia a este diario, pero prefirió hacerlo desde el anonimato. 'Hace unas semanas, tras un concierto, [Varga] me llamó a su camerino y me dijo que mi intervención había sido repugnante. Le dije que aceptaba una crítica, pero no en esos términos, y me contestó que cuando yo tocaba le hacía llorar', recuerda.
Son 'términos vejatorios' que 'dañan tu dignidad', subrayó, para insistir que Varga 'siempre intenta esgrimir razones artísticas que normalmente no tienen ninguna razón de ser'. El músico afirmó que su caso no es el único de la orquesta y explicó que, cuando se han dirigido al director general para exigir 'un cambio de actitud' de Varga, aquél no les ha querido recibir o les ha respondido que lo que cuentan es 'mentira'.
Ante esta situación, este músico reconoce que la reciente renovación del contrato a Varga como codirector del grupo no ha sido una notica 'agradable'. 'Es un buen director, pero sin más. Nosotros estamos dispuestos a trabajar y tocar lo mejor posible, pero sin ese trato', reiteró.
El comité de empresa aseguró en la rueda de prensa de ayer que el trato que reciben los profesionales ha obligado a 'un buen número' de ellos, algunos con 'destacadas carreras como solistas', a tomar 'betabloqueantes, tranquilizantes y antidepresivos' para 'poder soportar la presión inhumana de este señor'.
El caso de un veterano
Es el caso de un veterano violín concertino, quien también prefiere mantenerse en el anonimato y que, tras 18 años trabajando en la OSE, se ha visto 'relegado' y 'maltratado'. Según explicó, 'todo iba bien' hasta que el pasado 31 de agosto, en vísperas de un importante concierto, Varga le llamó a su camerino, donde también estaba presente Ormazabal, y le espetó que era 'el peor de la plantilla' y que 'estaba viejo'.
Meses después, y pese a haber recibido felicitaciones por algunas de sus actuaciones, Ormazabal y Varga, según indicó este músico, le ofrecieron una indemnización de 2,8 millones si dejaba su puesto y le insistieron en que era 'malo y viejo'. 'Me destrozaron como persona y como músico. Me fusilaron', subrayó el concertino al recordar esta sucesión de hechos, que le llevaron a coger una baja médica por problemas psicológicos, estado en el que todavía se encuentra.
La Sinfónica es una sociedad anónima participada mayoritariamente por el Gobierno vasco. Su plantilla está compuesta por una docena de técnicos y administrativos y 85 músicos, aunque, según el comité, realiza numerosas contrataciones temporales.
El representante del comité, José Miguel Martínez, criticó que en los últimos cinco años la orquesta ha realizado unos 1.500 contratos temporales, lo que ha provocado que en ocasiones se celebren conciertos en los que un 70% de los músicos eran ajenos a la formación. Criticó además a la dirección general porque 'cuestiona las bajas por enfermedad' y tacha a los trabajadores de 'falta de profesionalidad por ir al médico'.
La dirección de la orquesta no quiso hacer ayer ningún comentario ante las críticas hasta conocer en profundidad su contenido.
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