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Reportaje:

Un nuevo periódico madrileño, escrito en chino

Presentado un semanario dirigido a esta colonia de inmigrantes orientales, formada oficialmente por 10.000 personas

A los más de mil millones de personas que viven en China probablemente les dará igual que salga en el mundo un periódico, uno más, escrito en su idioma. Pero a los 10.000 chinos que viven en Madrid seguramente les importará tener acceso, en su propia lengua, a las cosas que pasan por el mundo. Zhong Guo Bao, que en español significa precisamente eso, periódico chino, es el tercer diario que se imprime para la comunidad china de España.

Este periódico es semanal, de 36 páginas, tiene una tirada de 5.000 ejemplares y, a partir de finales del presente mes, se distribuirá de forma gratuita entre los comercios y restaurantes chinos de la capital. Pero, además, ofrecerá noticias cercanas para los chinos que residen en Madrid. 'Las noticias internacionales las vamos a traducir de Internet y de agencias, pero también vamos a ofrecer información local que pueda interesar a nuestros lectores', afirmó ayer Xue Yi, director de la publicación. A continuación reflexionó con claro espíritu empresarial: 'Creemos que nos puede ir bien entre la comunidad china, tenemos competencia, pero nosotros lo haremos mejor'.

Entre sonrisas, pocas explicaciones sobre la empresa que está detrás del asunto. 'Nada, nada, es algo privado, no es nada importante', asegura Yi.

La competencia del nuevo periódico la forman los semanales Hua Xin Bao y Ou Zhou Wan Bao. Los dos con una tirada de unos 3.000 ejemplares y con más de siete años de presencia entre los lectores chinos de Madrid. En los tres periódicos participan, de forma importante, las asociaciones de chinos de la capital. 'Aunque queremos que nuestros lectores sepan que somos independientes', subrayan miembros de la nueva publicación.

Profesoras de ejecutivos

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Algunos de estos potenciales lectores abarrotaban ayer un local que la empresa que edita el nuevo periódico había alquilado en el barrio de Tetuán para presentar, en sociedad, a Zhong Guo Bao. En un corrillo, cinco miembros de la Oficina Comercial de Taiwán en España; en otro, los dueños de algunos restaurantes chinos en Madrid. Un poco más allá, unas chicas que enseñan chino en una academia a intrépidos ejecutivos españoles. En medio, con una coca-cola light en la mano y sonriendo a todo el mundo, Yihua Yan, secretario de la Embajada de China en España. Todos con traje, todos haciendo uso del teléfono móvil, casi todos hablando en su idioma. En las bandejas que se pasaban de comida, nada de rollitos de primavera ni cerdo agridulce. Sólo pasteles y fruta. Hubo un intento de poner música, pero no prosperó.

'Sí, sí, sólo llevo tres meses en España, aunque antes he vivido en Latinoamérica, por eso sé español', contestaba el secretario de la embajada, con un marcado acento entre chino y cubano, a las preguntas de una señora, cuyos zapatos hacían juego con los farolillos de papel naranja que decoraban la sala.

Acompañando en todo momento al representante del Gobierno chino, algunos de los redactores y editores del periódico. 'Yo soy poeta, en el primer número que saquemos va un soneto mío dedicado a una paloma', decía un hombre, algo beodo.

Muy cerca, Zhin Tukuan, propietario de un restaurante chino llamado, como la mayoría, Gran Muralla, hacía vida social con otros empresarios del gremio. Tukuan tiene 67 años y lleva más de 25 viviendo y trabajando en Madrid.'Los chinos hemos entrado en esta ciudad a través de la comida, es una buena forma de integrarnos en otras culturas', afirmaba. Otro asistente coincidía: 'Los chinos nos promocionamos muy mal, no sabemos vendernos. Pero con la comida lo hemos conseguido'. Aunque luego aceptó: 'El problema es que algunos restaurantes del gremio han bajado el precio de las comidas y nos estamos ganando todos muy mala fama. La gente ya no piensa que se come bien en los locales chinos'.

Mejor el fútbol

Un chaval, embutido en un chándal verde, se daba una vuelta entre las bandejas que, con pasteles y frutas, se ofrecían a los asistentes. 'Mi madre me ha obligado a venir, pero yo hubiese preferido quedarme viendo jugar al Alavés', refunfuñaba Xi Xu, imberbe que en junio se enfrentará a la selectividad. Xi Xu prefirió sentarse en un rincón a leer la novela Blade Runner en vez de hacer vida social. 'Estoy un poco harto de que los madrileños piensen que todos los chinos somos unos mafiosos y que nuestra comunidad no es clara', protestó.

Desde luego, los datos que los presentes ofrecían sobre cuántos chinos hay en Madrid no eran del todo claros. '10.000, y la mayoría trabajan en restaurantes y en tiendas de todo a cien', aseguró, tajante, el secretario de la Embajada china. 'Seguramente más de 50.000', afirmaba, tras consultar en voz baja con varios colegas, el dueño de uno de esos restaurantes. 'Yo diría que hay un total de 30.000, una cosa son las cifras oficiales y otra la cantidad de chinos que hay en Madrid, pero que no figuran en ninguna lista', aclaraba Hu Yong-Chu, mediador social intercultural del Ayuntamiento.

Sobre lo que nadie quiso opinar fue sobre las bajas cifras de mortalidad que ofrece la comunidad oriental. En Madrid, sólo han fallecido, oficialmente, 13 chinos durante los últimos cinco años. Todo un misterio.

El equipo de periodistas y editores de Zhong Guo Bao, ayer, durante la presentación del periódico.
El equipo de periodistas y editores de Zhong Guo Bao, ayer, durante la presentación del periódico.CLAUDIO ÁLVAREZ

Entre el chop-suey y las triadas

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