Un caso de violencia doméstica divide a Aldea del Fresno
Los vecinos de la localidad, divididos por las acusaciones de maltrato de una ex concejal contra su marido y su suegro
Un caso de violencia doméstica tiene divididos a los 1.300 vecinos de Aldea del Fresno. Natalia Crespo, de 30 años, ex concejal del Partido Independiente por el Progreso de Aldea del Fresno, denunció por malos tratos a su ex marido y su ex suegro, fundador de dicha agrupación política local, el pasado 26 de marzo. Según Natalia, a las once de la noche de ese día, su esposo, Mario Hernández, de 38 años y el padre de éste, Julián, de 79, entraron en la casa en la que vive con sus dos niños, la pegaron y le hicieron varios cortes en la cara y el pecho. Padre e hijo fueron detenidos por la Guardia Civil y el juez de Navalcarnero envió a Mario a la prisión de Soto del Real, en la que aún sigue. Julián, debido a su edad, se libró de la celda, pero el juez dictó una orden que le impide acercarse a menos de 500 metros de Natalia.
La denuncia de Natalia siguió adelante, pero un informe de la forense del caso ha arrojado dudas sobre su versión. La perito, Montserrat Miguel Calvo, sostiene que las heridas de Natalia - 'superficiales, leves y uniformes'- pudo causárselas ella misma. La forense subraya, además, que Natalia no presentaba signos de haberse defendido.
'No pude defenderme porque Julián me sujetaba los brazos', replica Natalia. 'Además me quedé bloqueada y no pude reaccionar', añade la ex edil.
'Es una mentirosa. Ni siquiera estábamos allí'. Julián Hernández tiene las manos desproporcionadamente grandes para su poco más de 1,60. Están marcadas de años y años de trabajo en el campo y la construcción. Vive solo desde que Dolores, su mujer falleció de un cáncer, hace más de veinte años. Se volcó en el trabajo y en sus hijos, Dolores, de 48 años, y Mario, pero sobre todo en el Partido Independiente por el Progreso de Aldea del Fresno. 'El PP tenía al pueblo parado. La gente quería echarles pero no se atrevía a votar al PSOE por el 'qué dirán'. Entonces se me ocurrió la idea de crear un partido independiente', explicaba ayer, vestido con una camisa a rayas azules, sucia, unos gastados pantalones de pana y unos viejos zapatos de cuero negro.En las municipales de 1995 el partido de Julián sacó dos concejales. Uno de ellos era su nuera, Natalia. Pero la joven sólo tardó dos años en convertirse en tránsfuga: dejó el partido de su suegro y se enroló en el equipo de gobierno, del PP, como concejal de Medios de Comunicación. '¿Cómo me va a sentar? ¡Pues fatal! Desde entonces la dejé de hablar', afirma Julián.
A la ruptura política siguió la sentimental. Natalia, que se casó con 18 años tras conocer a Mario un verano en el pueblo, se sentía bien con su carrera política y su trabajo, al que había regresado tras tener a sus dos hijos. A Mario, en cambio, las cosas le iban mal. Tuvo que cerrar su taller de motos y trabajar en los negocios de su padre.
Las relaciones de la pareja se deterioraron y, según Natalia, llegaron los malos tratos. Interpuso la primera denuncia en noviembre de 1997, pero no era la primera agresión. 'No quise denunciar el día en que Mario me pegó una patada en el vientre cuando estaba embarazada de cinco meses de mi segundo hijo, pero tras años de silencio me decidí', relata. Tras la primera denuncia hubo al menos 15 más. De nueve juicios de faltas celebrados entre 1998 y 1999, Mario fue condenado en una ocasión, en otra fueron condenados ambos ex cónyuges y en otros siete Mario fue absuelto.
Los partidarios de Mario y Natalia dividen a Aldea del Fresno en dos bloques, cada uno dedicado a recoger firmas en favor de uno y otra. 'Mario es un buen chico, pero está influido por su padre que es un mal bicho', comentaba ayer un amigo del encarcelado. Natalia, por su parte, también se siente apoyada. 'Mi padre me dice que abandone el pueblo pero ya tengo aquí mi vida hecha, con mis amigos y mis hijos', concluye. Mañana, en el pueblo se celebra una manifestación en contra de la violencia doméstica.
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