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ETA cierra la campaña vasca con la explosión de un coche bomba en el centro de Madrid

Rajoy afirma que la banda buscaba "una masacre" en la capital de España

La colocación del coche bomba fue anunciada a las 23.52 a la central de bomberos de Madrid por un hombre que hablaba en nombre de ETA y que simplemente comunicó que el vehículo se encontraba en la calle de Goya. Bomberos y numerosas dotaciones del Cuerpo Nacional de Policía se desplazaron a dicha calle. Las primeras unidades llegaron a la zona en cinco minutos, el tiempo justo para contemplar como se producía la explosión.

El automóvil, un Renault Clio oscuro con matrícula falsa, había sido colocado entre los números 12 y 14 de la citada calle, ante la entrada del garaje de un edificio del BBVA, a mitad de camino entre las calles Lagasca y Velazquez. Un vecino de la zona aseguró que vio cómo una persona aparcaba el coche en ese punto minutos antes de la explosión.

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El estallido provocó 13 heridos, la mayoría de ellos leves, aunque un vigilante jurado que trabajaba en la sede del BBVA sufrió importantes heridas en la cara, por lo que fue trasladado inmediatamente al hospital Doce de Octubre. La explosión, además, causó daños en una veintena de coches aparcados y en siete edificios colindantes, uno de ellos con daños estructurales, y en todos los comercios próximos, especialmente en una farmacia que abre las 24 horas y que está a escasos metros del lugar del atentado.

La policía estableció un amplio cordón de seguridad entre las calles de Velazquez y de Serrano, en cuyo interior el servicio de emergencias (Samur) instaló un hospital de campaña para dar la primera atención a los heridos. La mayoría de ellos presentaban heridas de metralla y cristales.

Sasha, relacciones públicas de la discoteca Avenox, sita en la esquina de las calles Goya con Lagasca, se encontraba en la puerta de la sala cuando se produjo la explosión. "La explosión nos tiró al suelo a mí, a dos de los porteros y a tres aparcacoches que estaban llorando de miedo", relató. Un vecino de la misma calle pensó que el ruido del estallido era el de su propia casa viniéndose abajo. "Yo estaba en pijama y cuando escuché el ruido salí a ver qué pasaba. Entonces vi un coche en llamas en mitad de la calle", explicó.

El vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior, Mariano Rajoy, llegó al lugar del atentado 45 minutos después de que se produjera el estallido. "Podemos confirmar que hay once heridos, de los que sólo uno está grave aunque no se teme por su vida", dijo. Rajoy explicó que el tiempo transcurrido entre que se recibió la llamada y el momento de la explosión fue de ocho minutos. A su juicio, eso indica que ETA buscaba una "masacre en Madrid", aunque, "afortunadamente, no ha habido muertos y no se teme por la vida de nadie".

El atentado ha confirmado los temores de los responsables de la lucha antiterrorista, que habían reforzado la vigilancia en Madrid en los últimos días, especialmente tras el asesinato en Zaragoza, el pasado domingo, de Manuel Giménez Abad, presidente del Partido Popular de Aragón.

Precisamente una de las sospechas de los responsables de Interior era que el atentado de Zaragoza hubiera sido perpetrado por un comando itinerante y que éste hubiera decidido desplazarse hasta la capital de España para significarse con un atentado antes del cierre de la campaña electoral vasca. Es más: los temores se centraban precisamente en la jornada del viernes, ya que los investigadores estaban casi convencidos de que ETA intentaría marcar la jornada de reflexión.

La tensión que se vivía en la zona del atentado, con reparto de propaganda ultraderechista incluida, se convirtió por minutos en pánico después de que se recibiera en el teléfono 112 una llamada efectuada desde una cabina en la que se comunicaba la colocación de un segundo coche bomba a la altura del número 45 de la calle de Goya. Las carreras de gente aterrada y los nervios de las fuerzas desplazadas a la zona se difuminaron cuando se conoció que se trataba de una falsa alarma.

Policías y bomberos, en la madrileña calle de Goya, lugar de la explosión.
Policías y bomberos, en la madrileña calle de Goya, lugar de la explosión.REUTERS

"La columna de humo sobre las casas parecía el hongo de Hiroshima"

Álvaro M. G., abogado, fue el primero en llamar a la central de urgencias del número 112. Eran la 23.57 y paseaba por una calle aledaña. "Escuché la explosión y ví elevarse una columna de humo que subió sobre las casas hasta duplicar la altura de los edificios. Parecía el hongo de Hiroshima". Muy cerca, la cafetería California estaba llena de gente que terminaba sus cenas. Y también muy próxima se halla una gasolinera que milagrosamente no resultó afectada.

El único que pudo entrar en uno de los edificios cercanos fue un hombre que, con el carné de identidad en la mano, decía: "Mi hijo, mi hijo". Su hijo estaba en el inmueble y nada sabía acerca de su estado. "Nosotros lo hemos oído desde Alonso Martínez", dijeron unos muchachos que venían desde esta zona distante aproximadamente medio kilómetro.

La histeria cundió poco después de la llegada del alcalde José María Álvarez del Manzano y del presidente de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, cuyos llamamientos a la calma terminaron con una carga policial contra vecinos que, presa de los nervios, les increpaban.

Álvarez del Manzano, que pidió tranquilidad a los madrileños, aseguró: "Ha sido un milagro que nadie haya resultado muerto".

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