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Desarticulada un red de inmigración ilegal que prostituía a mujeres en la Casa de Campo

La Guardia Civil desmantela otra red similar que tenía su cuartel general en Getafe

Entre los detenidos por la Brigada Central de Extranjería se encuentra el cerebro de la red, Prince K. O., de 25 años, quien, junto a su compañera sentimental, Glori A., de 24 años, y otras cuatro personas, también de origen nigeriano, controlaban la organización. La red disponía de dos pisos (uno en Madrid y otro en Parla). El de Madrid, situado en el barrio de Carabanchel, era utilizado para mantener a las recién llegadas hasta que solicitaban asilo político. Para ello, las mujeres alegaban persecución religiosa o conflicto bélico en su país.

Una vez hecho el trámite, las mujeres eran trasladadas al piso de Parla, donde lo primero que hacían era someterlas a un rito de brujería que consistía en cortarles unos pelos del vello púbico y extraerles unas gotas de sangre. De esta forma tenían sometidas sus voluntades, ya que las mujeres procedían de ciertas tribus subsaharianas donde se piensa que quien posee la sangre de otro lo posee en su totalidad.

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A partir de entonces comenzaba la vida de esclavas sexuales de estas mujeres. Tenían que pagar a la organización 30.000 pesetas al mes por el alojamiento -un camastro en una habitación compartida-, otras 60.000 pesetas al mes de comida y 100.000 pesetas a la semana por los servicios realizados.

Para lograr el dinero, uno de los integrantes de la red, Roland I., de 27 años, que vivía con ellas en Parla, las acompañaba a las nueve de la noche a la parada del autobús con destino a Toledo y Talavera de la Reina. Las mujeres llegaban a sus destinos y, en la vía pública, ejercían la prostitución hasta la mañana siguiente, cuando tomaban el primer autobús de vuelta a Parla, donde les esperaba Roland.

Durante la operación en la que fueron detenidos los seis miembros de la red, que concluyó el pasado día 3, la policía encontró a seis de estas mujeres, de entre 23 y 25 años, hacinadas en el piso de Parla. Dos de ellas eran nigerianas, y cuatro, según dijeron, de Sierra Leona. También fueron encontrados los sortilegios de brujería y más de mil preservativos. Las mujeres han sido puestas a disposición de las autoridades de extranjería para iniciar el trámite de expulsión.

La que no ha podido ser localizada es una menor que cuando solicitó asilo fue sometida a una oseometría (una radiografía del antebrazo). La prueba de la muñeca, como es conocida, confirmó que se trataba de una menor. Tras ser trasladada a un centro de acogida de la Comunidad, la muchacha se fugó y no se ha vuelto a saber de ella. La policía sospecha que la organización debió ponerla en manos de otros miembros de la red que no han sido detenidos.

Operación Cuartel

Quienes sí han sido detenidas, en esta ocasión por la Guardia Civil, son otras 16 personas integrantes de una red similar, que se nutría de mujeres de origen colombiano y venezolano a las que explotaban en clubes de alterne de León, Córdoba, Cáceres y Ciudad Real. Entre los arrestados se encuentran diez españoles, cuatro colombianos, un marroquí y una portuguesa.

La Operación Cuartel se inició a raíz de las denuncias presentadas por varias mujeres que trabajaban en un club de alterne de Córdoba. Las mujeres eran víctimas de palizas por parte del dueño, que les había retirado su pasaporte y las obligaba a prostituirse.

La red, que contaba con contactos en Colombia, prometía trabajo en España a mujeres de aquel país y de Venezuela. Les hacían firmar un documento por el que se comprometían a pagar un millón de pesetas por el viaje y trámites. Una vez aquí, las encerraban en un piso de Getafe, les daban documentación falsa y las distribuían en los diferentes clubes de alterne de la organización.

Uno de los clubes de alterne donde se obligaba a prostituirse a mujeres inmigrantes.
Uno de los clubes de alterne donde se obligaba a prostituirse a mujeres inmigrantes.EFE

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