Territorios o territorio
Los poco más de 7.000 kilómetros de la Comunidad Autónoma Vasca definen una variedad sociológica y una pluralidad política realmente significativas. De la combinación de política y territorio se pueden tipificar diferentes patrones de comportamiento entre una provincia y otra, entre las capitales y sus provincias o el resto del territorio, entre el medio urbano o semiurbano y el rural.
El primer patrón diferencial es el de las provincias o territorios históricos. El constituyente estatutario, haciéndose intérprete de la herencia y la legitimidad foral del nuevo sistema del autogobierno vasco, decidió establecer un mecanismo cuasiconfederal e igualó la representatividad de cada provincia, independientemente de su población. Así, el voto de un elector de Álava vale cuatro veces más que uno de Vizcaya y éste casi la mitad que otro de Guipúzcoa; de otro modo, a cada partido le viene a costar cada escaño unos 6.500 votos en Álava, 13.000 en Guipúzcoa y 26.000 en Vizcaya. Esto, con ser relevante, tendría una importancia menor si el comportamiento electoral de las provincias o territorios fuera similar. Al no ser así de forma creciente, el partido ganador en votos puede no ser el que más representación parlamentaria obtenga, precisamente por el peso diferencial del voto alavés. Por eso, lo que suceda en Álava vuelve a ser una de las claves de estas elecciones.
'La desigualdad del valor del voto en función de los territorios puede hacer que el partido ganador en votos no sea el que más representación obtenga'
En esta provincia, de claro predominio autonomista, PNV, PSE y PP se han alternado en la primera posición, siendo ahora la coalición PP-UA la claramente ganadora con más de un tercio de los votos, aunque quede la incógnita del cuánto de su diferencia sobre la segunda (previsiblemente PNV-EA), puesto que éste es un factor de prima de nuestro sistema electoral. En Guipúzcoa, donde la hegemonía nacionalista es máxima, han sido el PNV, el PSE y EH los que se han alternado en la cabecera con diferencias mucho más ajustadas por la mayor fragmentación nacionalista, y será la coalición PNV-EA la ganadora con cerca del 40% de los votos, pudiendo repartirse a partes iguales la representación las otras tres fuerzas que la obtengan. En Vizcaya, donde las diferencias entre nacionalistas y autonomistas son mucho menores y donde el PNV ha sido siempre el ganador, la coalición PNV-EA podrá situarse también alrededor del 40% de los votos, siendo el PP quien ocupe la segunda posición. Ha sido precisamente la pelea por las cabeceras en los territorios y su previsible rentabilidad marginal en la representación, especialmente en Álava y Guipúzcoa, la razón principal de las actuales coaliciones electorales PP-UA y PNV-EA.
La otra clave está en el territorio y su distinta estratificación. Las capitales aglutinan a más de un tercio del electorado y se caracterizan por el predominio autonomista, pero con una posición diferencial en su propia provincia. En Vitoria, con más de tres de cada cuatro electores alaveses, es donde la coalición PP-UA obtiene una mayor ventaja. En Bilbao, con casi un tercio del voto vizcaíno, el PP puede arrebatarle la primera posición a PNV-EA. En San Sebastián, con algo más de un cuarto del censo guipuzcoano, será esta coalición la que se la dispute al PP, aunque con posiciones muy similares de las cuatro fuerzas principales.
A su vez, otras seis poblaciones industriales aglutinan a cerca del 20% del electorado, con un claro predominio autonomista. Cinco, en Vizcaya, con casi el 30% de su censo (las de la Margen Izquierda y Getxo), e Irún en Guipúzcoa; todas ellas de mayoría socialista con la excepción de Getxo, donde el PP puede sustituir en la cabeza a PNV-EA. En tercer lugar, hay algo más de una treintena de poblaciones de más de 9.000 habitantes (14% del censo), concentradas en Guipúzcoa (casi una cuarta parte), que tienen predominio nacionalista, pero en muchas de las cuales existe una mayoría autonomista encabezada por el PSE. El último estrato territorial lo forman algo más de 200 poblaciones menores (16% del censo) donde se da lo que podríamos llamar un monocultivo nacionalista: es la quintaesencia del territorio udalbiltza y son las poblaciones en las que el PNV y EH obtienen sus mayorías absolutas.
De cómo se produzca el comportamiento diferencial de estos cuatro estratos ecológicos, sobre todo en cuanto a la movilización electoral, depende el resultado de estas elecciones.
Francisco José Llera Ramo es catedrático de Ciencia Política y director del EUSKOBARÓMETRO de la UPV.
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